miércoles, 30 de septiembre de 2015

SOMOS ANTICAPITALISTAS, PERO CON LOS BANCOS NOS PORTAMOS BIEN

El Socialismo “Financiero” latinoamericano



Más allá de las críticas y diatribas contra el capitalismo y contra la globalización impulsada por el mal llamado neo-liberalismo (que en realidad es un neo-imperialismo), en su gran mayoría los gobiernos latinoamericanos auto-promocionados como progresistas han sido socios y benefactores del poder financiero angloamericano que domina e impera en la economía mundial.
En una nota anterior (“Rockefeller y el Che, ¿un solo corazón?”) destacamos la concordancia política que se ha institucionalizado entre el mencionado poder, comandado por la corporación Rockefeller como coordinador y aglutinante de las empresas multinacionales que logran grandes ganancias en sus operaciones comerciales con los países iberoamericanos, y los mencionados gobiernos que se presentan como críticos feroces del capitalismo y reivindican un “socialismo” que en muchos casos respeta a rajatabla la matriz económico-financiera especulativa impulsada a nivel mundial durante las décadas ’80 y ’90.
El acuerdo y la concordancia no han sido solamente políticos, sino también económicos y financieros. Por ejemplo, tal como destaca una nota publicada por la agencia Bloomberg en marzo de 2013, los bonos internacionales emitidos durante los 14 años de gobierno del fallecido comandante Hugo Chávez Frías en Venezuela produjeron a los inversores un 692% de rendimiento (Juan Barreto, “Nicolás Maduro. Con Chávez, su mentor, Venezuela nunca incumplió un pago”, Clarín, 10 de marzo de 2013). Destaca la nota que en esos años el ex presidente venezolano nunca incumplió un pago de esos bonos, lo cual “produjo retornos de más del doble del promedio regional”. La ganancia obtenida fue equivalente a un 14,7% anualizado, “mayor a la de los países con grado de inversión como Brasil, cuya deuda rindió un 656%”, y superó “promedio del 370% del mercado de emergentes durante ese período”. En definitiva, el socialismo bolivariano del siglo XXI hizo muy buena letra y cumplió a rajatabla con el poder financiero angloamericano globalista, definido por Alfredo Jalife Rahme como “los Amos del universo”.
También el ex dirigente sindical y líder del Partido de los Trabajadores brasileño, Ignacio Lula da Silva, y su sucesora, la ex combatiente marxista Dilma Roussef, han sabido ser generosos con el poder financiero internacional en su relación con Brasil, en sus gestiones como presidentes. El sector bancario ha sido el más beneficiado con las políticas económicas implementadas en el país hermano por los gobernantes “socialistas”. Según el periodista y analista Dan Horch, “los beneficios anuales combinados de los cuatro bancos más grandes del Brasil han crecido más del 850%, de 2.100 millones de dólares a más de 20.000 millones, en los 12 años del Partido de los Trabajadores gobernante” (Dan Horch, “In Good Times or Bad, Brazil Banks Profit” [En los buenos o malos tiempos, los bancos en Brasil ganan], New York Times, 14 de agosto de 2015).
En el mercado de créditos, excluidos los préstamos subsidiados por el gobierno, los consumidores brasileños pagan en promedio un 58% de interés, mientras que las empresas pagan un 27,5% por el dinero que piden prestado. La brecha entre el interés que los bancos pagan para atraer capitales y el interés que cargan en los préstamos que otorgan es del 30% en promedio.
Cuando Lula da Silva asumió la presidencia, en el año 2003, los cuatro bancos más grandes tenían “el 53% de los activos totales del sistema bancario”, mientras que en la actualidad “tienen más del 70%”, obligando a muchos de los bancos más pequeños operan “sólo en segmentos limitados del mercado”. Por otra parte, la deuda del sector privado “se ha elevado a casi el 70% de la economía, del 30% que abarcaba cuando Lula da Silva asumió su cargo” en el 2003.
También nuestro país se ve infectado por este servicio que el progresismo brinda a los bancos nacionales e internacionales. Si entre el 2001 y el 2005 los bancos acumularon un quebranto de casi 23.600 millones de pesos, entre el 2006 y el 2011 esos mismos “quebrados” obtuvieron una ganancia de casi 32.000 millones de pesos. Casi un tercio de este total lo lograron los bancos en un solo año, el 2010 (Javier Blanco, “la banca argentina cerró su mejor año en toda la década”, en La Nación, 8 de enero de 2011). En el año 2014 los bancos lograron una ganancia de 45.937 millones de pesos en comparación con el año anterior, es decir, un 57,6%. Los patrimonios netos de los bancos en Argentina se elevaron de $ 41.380 millones en el año 2008 a $ 168.134 millones en el año 2014. El retorno obtenido sobre el capital fue de 7 puntos en el año 2005 y se fue incrementado sin parar, hasta llegar a 32,7 puntos en el 2014, es decir, aumentó 4 veces y media (Juan Pablo de Santis, “el 2014 fue un buen año para ser dueño de un banco privado en Argentina”, en La Nación, 4 de marzo de 2015).
Este festival de negocios de los bancos en Argentina está amparado por la vigencia ininterrumpida, durante más de 38 años, de la Ley de Entidades Financieras n. 21.526/77 sancionada por Jorge Rafael Videla y José Alfredo Martínez de Hoz el 14 de febrero de 1977. Es decir, la elevada rentabilidad financiera y bancaria en Argentina está amparada por la vigencia de una ley del Proceso de Reorganización Nacional. ¿No resulta llamativo y raro que el gobierno auto-proclamado como el más transformador de nuestra historia se sustente en leyes de la dictadura cívico-militar de 1976, sobre todo en el campo económico-financiero, vital para el desarrollo de un país? A partir de 1943, entre otras medidas de carácter revolucionario, Perón y el GOU impulsaron la nacionalización del comercio exterior, la nacionalización del Banco Central y la nacionalización de los depósitos bancarios, para sustentar la independencia económica de nuestra Patria. Por el contrario, los gobiernos democráticos posteriores al Proceso mantuvieron la matriz económico-financiera impuesta por José A. Martínez de Hoz y sus Chicagos boys, a punta de bayonetas. Curiosa contradicción: el auto-titulado “proceso más transformador de la historia argentina” se sustenta en las leyes de la sangrienta y servil dictadura de 1976. Es que, muchachos, no hay que exagerar, ni ser tremendistas ni pasarse de rosca: la “revolución” debe hacerse sin molestar ni perjudicar en lo más mínimo al imperialismo internacional del dinero.  


José Arturo Quarracino                                      Juan Carlos Vacarezza

Sub-coordinador general                                    Coordinador general

domingo, 7 de junio de 2015

Perón, el 25 de mayo de 1810 y la humildad



miércoles, 22 de octubre de 2014

1945 – 17 de Octubre – 2014:
Día de la LEALTAD – Memorial y Horizonte
PERÓN VIVE!!! 
1. En el glorioso 17 de octubre de 1945, se consumó la unidad férrea, indestructible y eterna de un Pueblo que ungió a un humilde soldado de la Patria como Conductor y Líder de la Nación Argentina, para que el Pueblo argentino pudiera llevar a cabo el destino histórico al que está llamado desde los albores de nuestra historia.
Tal como lo definió Eva Perón, el AMOR y la LEALTAD fueron y son la amalgama espiritual que forjó esa unidad política, espiritual y religiosa del pueblo con el máximo Líder y Caudillo de nuestra Patria, unidad que hizo posible la gesta heroica que ha marcado un antes y un después en nuestra historia, y que hizo efectiva la vigencia de la Soberanía política, la Independencia económica y la Justicia social, constituidas desde ese entonces en banderas indelegables y permanentes del Pueblo de la patria.
Hoy conmemoramos y veneramos esta fecha gloriosa, no como mero recuerdo sino impregnando nuestros corazones, nuestras almas y nuestras mentes con ese mismo espíritu liberador y reparador con el que Perón, Evita y el pueblo argentino nutrieron y dotaron al Movimiento Nacional Justicialista, con el objetivo de reconstruir la Nación, sometida al cepo colonialista del imperialismo internacional del dinero.
2. Nutridos de ese espíritu y amor imperecederos se torna cada vez más necesario continuar y prolongar la gesta iniciada en 1945, a través del trasvasamiento generacional imprescindible para hacer trascender en el tiempo el Proyecto Nacional que Perón legara a todos los argentinos, para que en siglo XXI la Argentina pueda ser artífice de su propio destino y no instrumento de los poderes colonialistas que históricamente nos han manejado como instrumentos de su ambición avara.
Ante la claudicación política-doctrinal, el estancamiento espiritual y la defección histórica producto de un internismo suicida de gran parte de nuestra dirigencia política y sindical, y teniendo en claro que en política “la juventud no es cuestión de edades, sino de mentalidades”, porque “jóvenes son los que no tienen el cerebro marchito ni el corazón intimidado”, hoy la Argentina necesita llevar a cabo un recambio generacional que supere la acción y la prédica disolvente de quienes han abandonado el legado de Perón. En tal sentido, “sólo los jóvenes pueden superarnos, ya basta ver el mundo que les dejamos para persuadirnos que, peor que nosotros, no lo podrán hacer. Creo indispensable irles entregando nuestra banderas paulatinamente en la acción para realizar el trasvasamiento ge­neracional, de manera que incorporemos el idealismo, la energía y el empuje de la juventud al amparo de los consejos y la experiencia de nosotros los viejos, para calificar su acción con la pru­dencia y la sabiduría que a ellos pueda faltarles. Solo si tenemos la grandeza y el desprendimiento necesarios para proceder así podremos realizar esa operación positivamente. Si no la reali­zará igualmente el tiempo, pero en ese caso habremos perdido la ocasión de poderla hacer racionalmente y en forma más con­veniente” (Carta a Raimundo Ongaro, 12 de enero de 1967).
Estamos convencidos que las banderas históricas enarboladas por Perón hoy reclaman:
En lo político, configurar una Nación sustancial, con capacidad suficiente de decisión nacional, y dejar de ser una nación que en apariencia conserva los atributos formales del poder, pero no su esencia, ya que está sometida al poder financiero especulativo mundial a través del mecanismo perverso del endeudamiento externo crónico y permanente.
En lo económico, producir básicamente según las necesidades del pueblo y de la nación, y teniendo también en cuenta las necesidades de nuestros hermanos de Hispanoamérica y del mundo en su conjunto. Y, a partir de un sistema económico que hoy produce según el beneficio, armonizar ambos elementos para preservar recursos, lograr una real justicia distributiva, y mantener siempre viva la llama de la creatividad.
En lo socio-cultural, constituirnos como comunidad que tome lo mejor del mundo del espíritu, del mundo de las ideas y del mundo de los sentidos, y que agregue a ello todo lo que nos es propio, autóctono, para desarrollar un profundo nacionalismo cultural, como única forma de preservar nuestra identidad patria.
En lo ambiental, luchar por la preservación ecológica de los recursos naturales y las materias primas, base indispensable para forjar un desarrollo económico armonioso y la soberanía alimentaria, en un país que produce para una población 10 veces mayor que la que somos.
En lo económico-social, reconstruir una auténtica cultura del trabajo, fuente de la dignificación personal, familiar y social, y desterrar la dádiva subsidiaria como instrumento de cooptación y servilismo políticos.
En este nuevo 17 de octubre los peronistas queremos rescatar nuevamente a Perón de la cárcel del olvido, de la ingratitud y de la traición, recreando y actualizando su doctrina nacional, popular, humanista y cristiana, para que en la Argentina vuelva a brillar la Justicia Social, la dignidad del Trabajo, el Amor y la Igualdad entre todos los argentinos.

Renunciar a la política es renunciar a la lucha

y renunciar a la lucha es renunciar a la vida,

porque la vida es lucha” (Juan Domingo Perón)
   
           José Arturo Quarracino          Juan Carlos Vacarezza

                              Subcoordinador general                           Coordinador General

jueves, 6 de junio de 2013

70 aniversario de la Revolución del 4 de Junio de 1943

Renunciar a la política es renunciar a la lucha y renunciar a la lucha es renunciar a la vida, porque la vida es lucha” (Juan Domingo Perón)

1943 – 4 de Junio – 2013





Muy lejos de ser una simple asonada militar o un simple golpe de Estado, el pronunciamiento militar del 4 de junio de 1943 significa históricamente el inicio o el germen del proceso político, social, económico, cultural y religioso que irrumpió definitivamente el 17 de octubre de 1945 y que ha dividido en dos la historia de nuestra Patria, en un antes y un después. En otras palabras: si el peronismo constituye, en palabras de Eva Perón, “el cristianismo hecho política”, el 9 de junio de 1943 bien puede parangonarse con la natividad o encarnación de lo que después se configuró e instituyó como una doctrina profundamente humanista y profundamente cristiana, que tiene como objetivo final de su accionar la dignificación de los humildes de nuestra Patria y la redención y liberación de la Nación.
El Grupo Obra de Unificación (G.O.U.) que impulsó el proceso revolucionario tuvo como objetivo de su organización “unir espiritualmente a todos los jefes y oficiales del Ejército”, para cohesionar a sus cuadros y lograr así “la unidad de acción, base de todo esfuerzo colectivo racional”.
El G.O.U. no fue una logia, ni una secta, ni menos una cofradía secreta. Más bien fue un movimiento de unificación de ideas y de sentimientos, basado en la “renuncia a los bienes materiales a las ambiciones personales”, “la grandeza de la Patria y del Ejército” como inspiración permanente, “el sacrificiocomo ambición y la verdad como lema”, la “renuncia a la vida cómoda”, y la exaltación de “la acción y la lucha como fuentes de eterna vivificación de todo lo humano y lo divino”. En otras palabras, fue un movimiento nacido del idealismo y nutrido con el renunciamiento. En definitiva, el G.O.U. se propuso conformar una fuerza colectiva de aglutinación espiritual y de unificación de los soldados de la Nación, con la finalidad última de sostener y fortalecer la grandeza y la dignidad de la Patria.
Así concebido, animado de estos valores morales y espirituales, el movimiento revolucionario de 1943 no constituyó un golpe militar de palacio y una invasión de las esferas gubernamentales, sino el comienzo de la obra reparadora y dignificadora del pueblo y de la Nación Argentina, frente a la postración política y económica que padecía la Argentina como apéndice de las finanzas internacionales y del Imperio Británico. La corrupción estructural y el fraude electoral como “políticas de Estado” eran la consecuencia de esa condición neo-colonial.
Por eso la Proclama del 4 de junio de 1943 declara como objetivos del pronunciamiento la defensa de los sagrados intereses de la Patria, la abnegación, launidad y unión de los argentinos, el sostenimiento de las instituciones y las leyes, la soberanía real e integral de la Nación, el bien y la prosperidad de la Patria como principio inspirador de la actuación pública.
En definitiva, el 4 de junio de 1943 constituye la gestación y el nacimiento de la empresa restauradora de la soberanía nacional y popular que tendrá su expresión señera y culminante en la gesta popular del 17 de octubre de 1945.

¿Cuál es el mensaje que esta fecha transmite para nuestros días? Que los argentinos somos invencibles, si nos atrevemos a luchar con ayuda de los valores morales para hacer frente a un materialismo estúpido y claudicante; que para ser grandes y dignos debemos marchar hacia la historia, no hacia la riqueza y el vicio; que somos felices, no porque tengamos mucho sino porque no ambicionamos nada de los bienes materiales que todo lo corrompen y todo lo pudren.

PROCLAMA REVOLUCIONARIA DEL 4 DE JUNIO DE 1943


Las Fuerzas Armadas de la Nación, fieles y celosas guardianas del honor y tradiciones de la Patria como así mismo del bienestar, los derechos y libertades del pueblo argentino, han venido observando silenciosa pero muy atentamente las actividades y el desempeño de las autoridades superiores de la nación.
Ha sido ingrata y dolorosa la comprobación. Se han defraudado las esperanzas de los argentinos, adoptando como sistema la venalidad, el fraude, el peculado y la corrupción. Se ha llevado al pueblo al escepticismo y a la postración moral, desvinculándose de la cosa pública, explotada en beneficio de siniestros personajes movidos por la más vil de las pasiones.
Dichas fuerzas, conscientes de la responsabilidad que asumen ante la historia y ante su  pueblo -cuyo clamor ha llegado hasta los cuarteles- deciden  cumplir con el deber de esta hora: que les impone salir en defensa de los sagrados intereses de la Patria.
La defensa de tales intereses impondrá la abnegación de muchos, porque no hay gloria sin sacrificio.
Propugnamos la honradez administrativa, la unión de todos los argentinos, el castigo de los culpables y la restitución al Estado de todos los bienes mal habidos.
Sostenemos nuestras instituciones y nuestras leyes, persuadidos de que no son ellas, sino los hombres quienes han delinquido en su aplicación.
Anhelamos firmemente la unidad del pueblo argentino, porque el Ejército de la Patria, que es el pueblo mismo, luchará por la solución de sus problemas y la restitución de derechos y garantías conculcadas.
Lucharemos por mantener una real e integral soberanía de la Nación; por cumplir firmemente el mandato imperativo de su tradición histórica; por hacer efectiva una absoluta, verdadera y leal unión y colaboración americana y cumplimiento de los pactos y compromisos internacionales.

Declaramos que cada uno de los militares, llevados por las circunstancias a la función pública,  se compromete bajo su honor:
A trabajar honrada e incansablemente en defensa del honor del bienestar, de la libertad, de los derechos y de los intereses de los argentinos.
A renunciar a todo pago o emolumento que no sea el que por su jerarquía o grado le corresponde en el ejército.
A ser inflexibles en el desempeño de la función pública, asegurando la equidad y la justicia de los procedimientos.
A reprimir de la manera más enérgica, entregando a la justicia, no sólo al que cometa un acto doloso en perjuicio del Estado, sino también a todo el que, directa o indirectamente, se preste a ello”.

A aceptar la carga pública con desinterés y obrar en ella sólo inspirados en el bien y la prosperidad de la Patria.

MOVIMIENTO “PRIMERO LA PATRIA”
Juan Gabriel Labaké            Juan Carlos Vacarezza
         
 Jorge Alberto Dall’Aglio

Rodolfo Jorge Brieba                José Arturo Quarracino         

sábado, 27 de abril de 2013

JORNADA SOBRE DEUDA EXTERNA


 Jornada Preparatoria
para

CONGRESO NACIONAL SOBRE DEUDA EXTERNA

Invitamos a Usted a participar en una Jornada de reflexión, como paso inicial para la celebración de un

CONGRESO NACIONAL sobre DEUDA EXTERNA

con la contribución de entidades y personalidades consustanciadas y comprometidas con la historia y el destino de nuestra Nación

FECHA: Jueves 9 de Mayo de 2013          HORARIO: 16 a 20 horas
LUGAR DE ENCUENTRO: DÍAZ VELEZ 3569
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires)


INVITAN:



ü  Movimiento “Primero la Patria”
ü  Federación Luterana Mundial
ü  Ejercer por Quilmes
ü  Foro Argentino de la Deuda Externa
ü  Foro Argentino para el Proyecto Nacional y la Comunidad Organizada
ü  Grupo de Reflexión
ü  Movimiento Emancipador
ü  Movimiento Unidad Nacional Independencia




             DEPENDENCIA


                      Ó





      LIBERACIÓN








El presente político, social y económico de la República Argentina presenta dos datos fundamentales, dignos de ser estudiados con detallada atención.

Por un lado, nuestro país constituye el único caso en el mundo, que a lo largo del siglo XX evolucionó de una estructura económica agro-pastoril a una etapa con desarrollo industrial, para llegar al final del mencionado siglo a reconstituirse como una estructura básicamente agro-pastoril. Transcurrida ya una década del siglo XXI, nuestro país presenta la misma matriz exportadora de comienzos del siglo XX: si trigo y vacas eran originariamente la fuente de ingreso de divisas internacionales, hoy lo es la soja forrajera. Si hemos vivido una época de desarrollo industrial, hoy éste brilla por su ausencia, no aporta nada a la economía mundial.

Por otro lado, la estructura económica actual de nuestro país presenta la misma configuración que en la década 1930-1940, anterior al advenimiento del peronismo: concentración económica y elevada extranjerización. Es decir, gran parte de la riqueza que el país produce queda en muy pocas manos, que en su gran mayoría son extranjeras. Los recursos naturales y la riqueza que formalmente son propiedad nacional o provincial, en realidad son usufructuados a más no poder por unas pocas empresas multinacionales, cuyos dueños son en realidad los grandes bancos de inversión internacionales, en su gran mayoría anglo-americanos.

¿Cuál es el contexto en el que se ha desarrollado este proceso y que ha desembocado en esta situación? Toda nuestra historia política y económica está atravesada por un conflicto o dilema sempiterno: desarrollo autónomo acorde a las necesidades reales del país  o crecimiento económico de unos pocos sectores y de unas pocas actividades, subordinado a los intereses económicos extranjeros.
Durante la mayor parte de nuestra historia nacional ha imperado la segunda alternativa mencionada, que para poder tener viabilidad y sustentabilidad ha necesitado recurrir necesariamente al permanente endeudamiento crónico externo, a causa del inevitable déficit fiscal permanente que generaba.
Este proceso de esclavitud y dependencia financiera externa comenzó en 1806, con la primera invasión inglesa (que se apoderó y robó el Tesoro del Virreynato del Río de la Plata), continuó con el empréstito de la Baring Brothers en 1825 y se potenció  y consolidó a partir de 1860, con los sucesivos gobiernos nacionales y sin solución de continuidad hasta el advenimiento del peronismo en 1945. Durante este largo período, solamente dos gobiernos –Rosas e Yrigoyen- intentaron promover un desarrollo económico sin endeudamiento externo.

En 1947, el gobierno peronista rescató la totalidad de la deuda argentina en manos de inversionistas extranjeros (británicos en su casi totalidad) y mantuvo al país fuera del control de la organización financiera internacional edificada con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, nacionalizando los resortes fundamentales de la economía, nacionalizando la actividad financiera y  desarrollando una estructura de servicios que mantenía en el país la totalidad de las divisas que ingresaban por el comercio internacional.
El proceso de endeudamiento financiero externo fue reiniciado por el gobierno de la llamada Revolución Libertadora, para cubrir el déficit fiscal creciente que comenzó a generar el liberalismo económico reimplantado.
Sólo el gobierno radical de 1963-1966 y el tercer gobierno peronista de 1973-1976 aplicaron respectivas políticas económicas sin recurrir al endeudamiento externo.
A partir de 1976 comenzó a crecer exponencialmente y en forma imparable la deuda externa, hasta alcanzar la cifra de 245 mil millones de dólares (entre capital e intereses), más allá del pretendido “desendeudamiento” vociferado en los últimos años.

Es esta deuda pública externa, que ha adquirido caracteres de eternidad, la que ha condicionado y limitado nuestro desarrollo económico, ya que insumió más de 40 mil millones de dólares que no fueron aplicados al sistema productivo, y que en estos últimos años ha provocado el ajuste que padecen todos los sectores de la economía (excepto el sistema financiero, que no deja de generar ganancias siderales) y los sectores sociales nacionales: trabajadores, jubilados, docentes, estudiantes.

Es esta deuda pública externa la que “obliga” a gravar el salario, mientras exime de impuestos a la renta financiera, y al juego. Es esta deuda pública externa la que “obliga” a cobrar altas retenciones a la producción agropecuaria, mientras exime de impuestos y subsidia a la explotación minera. Es esta deuda pública externa la que, para ser honrada al día, desinvierte en salud, educación, justicia, seguridad, transporte, infraestructura vial, etc.

TEMARIO:

* “Consideraciones políticas  sobre la Deuda Externa
Dr. Juan Gabriel Labaké



* “Consideraciones religiosas, morales y espirituales sobre la Deuda Externa
Pastor Ángel Felipe Furlan

* “Estructura financiera del mecanismo de la Deuda Externa
Lic. Héctor Giuliano

* “Consecuencias sociales, jurídicas y políticas del endeudamiento externo crónico
Dr. Javier Llorens

* “Poder financiero mundial
Dr. Juan Carlos Vacarezza



Coordinador de la Jornada: Dr. Jorge Alberto Dall’Aglio