Nº 197 -
La Independencia económica
Ya lo había dicho Perón al
presentar el Primer Plan Quinquenal: “Aspiramos a una liberación absoluta
de todo colonialismo económico, que rescate al país de la dependencia de las
finanzas foráneas. Sin bases económicas no puede haber bienestar social: es
necesario crear esas bases económicas. Para ello es menester ir ya
estableciendo el mejor ciclo económico dentro de la nación, y a eso también
tiende nuestro Plan. Debemos producir el doble y a eso multiplicarlo por
cuatro, mediante una buena industrialización –es decir, enriqueciendo la
producción por la industria-, distribuir equitativamente esa riqueza y aumentar
el estándar de vida de nuestras poblaciones”.
El 9 de julio de 1947, con
gran despliegue oficial, se promulgó en la misma Casa histórica de Tucumán
donde se había declarado en 1816 la Independencia Política, el Acta de la
Independencia Económica. Esta declaración es uno de los hechos más
trascendentes producidos por el gobierno peronista. Refleja la consolidación de
la independencia nacional de los poderes y organismos internacionales, en un
país sin deuda externa, con una pujante industria nacional abasteciendo al
mercado interno, y con los resortes económicos estratégicos regulados por el
gobierno.
Acta de la
declaración de la Independencia Económica
En la benemérita y muy digna
ciudad de San Miguel de Tucumán, a nueve días del mes de julio de mil novecientos
cuarenta y siete, en celebración del centésimo trigésimo primer aniversario de
la Declaración de la Independencia política sancionada por el Congreso de las
Provincias Unidas reunido en mil ochocientos dieciséis, se reúnen en acto
solemne los representantes de la nación en sus fuerzas gubernativas y en sus
fuerzas populares y trabajadoras, para reafirmar el propósito del pueblo
argentino de consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas
foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo las formas de
hegemonías económicas condenables y de los que en el país pudieran estar a
ellos vinculados.
A tal fin los firmantes, en
representación del pueblo de la nación, comprometen las energías de su
patriotismo y la pureza de sus intenciones en la tarea de movilizar las
inmensas fuerzas productivas nacionales y concertar los términos de una
verdadera política económica, para que en el campo del comercio internacional
tengan base de discusión, negociación y comercialización los productos del
trabajo argentino, y quede de tal modo garantizada para la República la suerte
económica de su presente y porvenir. Así lo entienden y así lo quieren, a fin
de que el pueblo que los produce y elabora y los pueblos de la tierra que los
consumen, puedan encontrar un nivel de prosperidad y bienestar más alto que los
alcanzados en ninguna época anterior y superiores a los que puedan anotarse en
el presente. Por ello, reafirman la voluntad de ser económicamente libres, como
hace ciento treinta y un años proclamaron ser políticamente independientes.
Las fuerzas de la producción
e industrialización tienen ahora una amplitud y alcance no conocidos y pueden
ser superados por la acción y trabajo del pueblo de la República. El
intercambio y la distribución suman cifras que demuestran que el comercio y la
industria se expanden conjuntamente con aquellos. La cooperación, que
contribuye a fijar de manera permanente las posibilidades humanas, será
activada hasta alcanzar el completo desenvolvimiento que demandan las nuevas
concepciones del comercio y empleo mundiales de las energías.
A su término, una vez leída
esta declaración y preguntados si querían que las provincias y territorios de
la República Argentina tuviesen una economía recuperada y libre del capitalismo
foráneo y de las hegemonías económicas mundiales o de las nacionales
comprometidas con aquéllas, aclamaron y reiteraron su unánime y espontáneo, así
como decidido, voto por la independencia económica del país, fijando por su
determinación el siguiente Preámbulo:
Nos, los representantes del
pueblo y del gobierno de la República Argentina, reunidos en Congreso Abierto a
la voluntad nacional, invocando la Divina Providencia en el nombre y por la
autoridad del pueblo que representamos, declaramos solemnemente a la faz de la
tierra la justicia en que fundan su decisión, los pueblos y gobiernos de las
provincias y territorios argentinos, de romper los vínculos dominadores del
capitalismo foráneo enclavado en el país y recuperar los derechos al gobierno
propio de las fuentes económicas nacionales. La nación alcanza su libertad
económica para quedar, en consecuencia, de hecho y de derecho, con el amplio y
pleno poder para darse las formas que exijan la justicia y la economía
universal, en defensa de la solidaridad humana.
Así lo declaran y ratifican
ante el pueblo y gobierno de la nación, el gobierno y pueblo aquí
representados, comprometiéndose uno y otro al cumplimiento y sostén de esta, su
voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas y honor. Comuníquese a la
nación, y en obsequio del respeto que se debe a los demás Estados, detállense
en un manifiesto y acta las fuentes determinantes de esta solemne declaración,
dada en la Sala de Sesiones del Congreso de las Provincias Unidas, donde en mil
ochocientos dieciséis se proclamara la independencia de la República, y refrendada
por los representantes del pueblo y gobierno argentinos aquí reunidos.
Juan Perón, presidente de la nación, y demás firmas de los
representantes
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