miércoles, 27 de diciembre de 2017

NAVIDAD Y LA PAZ SOCIAL

NAVIDAD Y LA PAZ SOCIAL

 

Como en otros momentos de la historia, estamos en vísperas de la tradicional festividad de la Navidad, en medio de un clima social y político impregnado de espíritus y sentimientos totalmente contrarios a los de la fiesta navideña.

Como hemos dicho y mostrado en reiteradas oportunidades, gracias al aporte de serios historiadores, las religiones y sus cuerpos de creencias han sido siempre la base y el fundamento de la vida en común, de las producciones culturales y de las civilizaciones que supieron forjar los pueblos y naciones a lo largo de la historia universal. Es decir, las convicciones religiosas y sus principios dogmáticos se proyectaron siempre en su vida cultural, familiar, social, económica y política, proporcionando los valores y principios sobre los cuales se sustentaron y basaron su existencia nacional.

En este contexto, no se puede poner en duda la influencia que el cristianismo tuvo a lo largo de la historia occidental y el basamento político y social que proporciono en particular a esta región del mundo de la que formamos parte, fusionándose y mixturándose con las poblaciones indígenas que encontró al llegar a estas tierras de América.

Nadie está obligado a creer en el Dios bíblico, en su dimensión trinitaria y en su encarnación redentora, en su presencia real en los sacramentos, etc., cuestiones todas que pertenecen al ámbito de la fe religiosa. Pero si todos pueden aceptar como universalmente válidas las consecuencias y proyecciones culturales y políticas de esas creenciasen tanto y en cuanto no son contrarias a la razón humana. Por ejemplo, que un Dios omnipotente se hace hombre y niño para redimir al género humano a través de su sacrificio expresa política y culturalmente que el Poder como tal es, en esencia, servicio y entrega sin límites, cuyo ejercicio dignifica a aquel que se beneficia con su acción. Significa que el Poder es fundamentalmente ejercicio de humildad y humillación -el superior se abaja hacia el inferior, y así lo eleva-, no un acto de soberbia del que se cree superior a los demás. Juan Domingo Perón supo muchas veces expresar esta verdad de hondo sentido religioso en una consigna política: “en política, no es la soberbia la que domina, sino la humildad la que gobierna”.

“Dios es la luz del mundo”, dice la fe bíblica y cristiana. La misión de la luz es iluminar a los demás, nunca a sí misma. Arde y se consume, sin obtener nada a cambio para sí, sino para beneficio de los demás. Como luz, Dios arde e ilumina para siempre, sin consumirme. ¿Qué logra con ello para sí? Nada. En este sentido, el Poder divino es servicio para todo lo creado, no es auto glorificación de sí mismo.

No es casualidad que para definir el sentido de su vida y de su misión, Perón eligiera también la imagen de la luz, al decir a comienzos de su vida política, el 2 de diciembre de 1943, que el estaba dispuesto “a arder como una llama épica y sagrada para iluminar el camino de la victoria” [del pueblo]. Estas mismas palabras las recordó poco tiempo antes de su fallecimiento, el 1 de mayo de 1974, mostrando la fidelidad que el mismo había guardado al juramento que había formulado en 1943. Perón iluminó la vida política argentina y el destino histórico del pueblo. Como es notorio, el sentido y el objetivo de la vida de Perón fue servicio total y absoluto al pueblo, y nada para sí mismo, excepto la satisfacción del deber cumplido.

Es por esto que el creador del Justicialismo ha fundamentado el movimiento político por el creado sobre la base de “una nueva filosofía de la vida, simple, practica, popular, profundamente cristiana profundamente humanista (Verdad 14ª del Justicialismo).

Fue la identificación doctrinal con el cristianismo que en sus años de gobierno, tanto Perón como Eva dirigieran un mensaje al pueblo argentino en las vísperas de Nochebuena, resaltando, entre otras cosas, la alegría de la festividad cristiana con el compromiso justicialista de hacer que los niños argentinos aprendan a sonreír desde la infancia; que el triunfo contra la injusticia es la mejor prueba que se esta en el camino de Dios; que la dignificación del hombre es la victoria del Hombre, que es la esencia misma de Jesús; que esta victoria del Hombre se hace realidad concreta al acercar el amor y el alimento al mayor numero de hermanos; que cualquiera sea el destino que tengamos como país, que “nuestra meta y nuestra primera preocupación sea, imitando humildemente a Cristo, el corazón del Hombre y e amor por el prójimo”; que “con los ojos puestos en Dios, brindemos por la Patria”; que al hacerse hombre, Dios fue recibido y cobijado por los humildes, no por los soberbios y los poderosos, razón por la cual “los humildes tienen un derecho absoluto y supremo sobre todas las Nochebuenas”; que la Nochebuena “es la noche de la humildad, la noche de la justicia”.

 

Hoy la Argentina esta atravesando tiempos duros y difíciles, plagado de desencuentros y frustraciones que hunden sus raíces en la incapacidad que hemos tenido, como Nación, de revertir el sometimiento neocolonialista al que hemos sido sometidos desde el año 1976. Estamos viviendo horas difíciles, en las que parece que la soberbia se ha convertido en la actitud que pretende imperar sobre todo, a costa del dolor y del sufrimiento de los mas debiles, y en las que la mediocridad parece haberse convertido en la “virtud” indolente de una dirigencia que no sabe encontrar el rumbo para mejor servir al pueblo. En estas horas, en vísperas de una nueva Navidad, nos parece importante volver a las palabras de Perón en su ultima Navidad en la tierra, para encontrar la luz y la guía que nos permitan defender nuestra dignidad y encontrar el camino para hacer realidad en nuestra patria la Justicia y el Amor.

Argentinos:

Hoy, 24 de diciembre de 1973, no he querido dejar pasar la Nochebuena sin llegarles con un mensaje, no del presidente de la Nación, sino de un hermano que anhela la felicidad de todos y trabaja sin descanso para lograrla.

El mundo vive horas inciertas. En todas las latitudes de la Tierra están sucediendo fenómenos nuevos cargados de peligros y amenazas, producto de la insensatez de los hombres y aberración de los sistemas que ellos mismos han puesto en marcha.

Nuestro país anhela tomar otros caminos que lo alejen de las acechanzas de un destino incierto a que puede conducirnos una conducta semejante. Por ello ha cesado la lucha y hemos retomado la paz y al trabajo redentor. Debemos volver a la Constitución y a la ley, que es lo único que puede conducirnos a la libertad que deseamos y a la grandeza que anhelamos para nuestra Patria.

Ya no podemos pensar en pequeñez, hagamos triunfar al país, que cuando el país se realice, todos los argentinos tendrán oportunidad de realizarse. Nosotros queremos que las futuras generaciones de argentino sepan sonreír desde la infancia y eso sólo puede ser producto de la felicidad del pueblo, que todo lo merece. Luchar por esa felicidad y por la grandeza de la Patria es un deber irrenunciable de cada argentino.

Tenemos un país de una inmensa riqueza potencial, sólo nos queda real izarla y para ello lo único que necesitamos es paz y trabajo. Que la fuerza que nos mueva sea el amor en todas sus formas y que la Unidad Nacional y la solidaridad patriótica sean las piedras sillares en que asentemos el principio y el fin de nuestro destino.

La riqueza podrá ser poderosa, pero sin estabilidad social será extraordinariamente frágil.  Por eso nosotros queremos dar al país una gran riqueza consolidado por un perfecto equilibrio social.

No se nos escapa que estos objetivos serán interferidos por los enemigos del orden, los agentes del odio y los intereses espurios. Pero si todo el pueblo decide a luchar por ese destino, no habrá fuerza capaz de doblegar su empeño.

Confieso que mi mayor felicidad en estas fiestas es la de comprobar todos los días, en mi paso por las calles de la ciudad, esa alegría que no suele engañarme.

Sé que tenemos problemas, pero también sé, que con el apoyo organizado del pueblo no hay problemas que no tengan solución. Los que aprendan a tener fe en el pueblo jamás llegaran a verse defraudados.

Doy gracias a Dios de que, en mis últimos años me haya permitido hacer algo por lo que más quiero, mi Pueblo y mi Patria.

Entrando en el día del Redentor, de frente a mi Patria, deseo hacer llegar a todos los argentinos mis mejores deseos de felicidad y la paz necesaria que nos permita trabajar unidos y solidarios para una Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

Juan Domingo Perón, Presidente de la Nación Argentina

24 de diciembre de 1973

 

                   José Arturo Quarracino                                Juan Carlos Vacarezza

                            Secretario Político                                       Secretario General  

viernes, 8 de diciembre de 2017

Cátedra Tte. Gral. Juan D. Perón - Prof. José Arturo Quarracino

Gracias al ciclo "Catedra Tte. Gral. Juan D. Perón" llevado a cabo por los compañeros "Movimiento Peronista" contamos con cinco vídeos del Profesor José Arturo Quarracino, Secretario Político del Movimiento Primero la Patria, hablando sobre los fundamentos Humanistas y Cristianos del Peronismo.


Catedra Tte. Gral. Juan D. Peron - Prof. Jose A. Quarracino - 1


Catedra Tte. Gral. Juan D. Peron - Prof. Jose A. Quarracino - 2


Catedra Tte. Gral. Juan D. Peron - Prof. Jose A. Quarracino - 3

Catedra Tte. Gral. Juan D. Peron - Prof. Jose A. Quarracino - 4


Catedra Tte. Gral. Juan D. Peron - Prof. Jose A. Quarracino - 5


Agradecemos a los compañeros de Movimiento Peronista por los vídeos.



martes, 28 de noviembre de 2017

Gracias, querido General, por tu retorno glorioso


1972 – 17 de Noviembre – 2017:
* Gracias, querido General, por tu retorno glorioso *

Hace exactamente 45 años, un viernes como hoy, se produjo el reencuentro de Perón con el pueblo argentino, poniendo fin a un exilio infame que duró casi 18 años. Exilio infame, promovido por el odio irracional de la oligarquía argentina, consciente e inconscientemente al servicio de las finanzas internacionales y del imperialismo internacional del dinero. Pero a pesar de ese odio irracional, PERÓN VOLVIÓ ENVUELTO EN LA GLORIA.

Más allá de su significado político, el retorno del querido y amado General constituyó el triunfo del amor por encima del odio y de la muerte. A pesar de todas las infamias y agravios sufridos (que incluyó la vejación del cadáver de Evita), Perón volvió a la Argentina predicando un mensaje de unidad nacional, echando a la espalda los malos recuerdos; nos exhortó a forjar una Revolución en paz, liberando a la Patria de las garras de un neocolonialismo saqueador y reconstruyendo las instituciones fundamentales para asegurar el pleno imperio de la Soberanía política, la Independencia económica y la Justicia social. Nos pidió desarmar no sólo las manos, sino también los espíritus, para encarar un auténtico proceso de Liberación Nacional. Nos recordó que nunca es la soberbia la que domina, sino la humildad la que gobierna.

Gracias a ese inolvidable viernes 17 de noviembre, el retorno del General Perón significó la posibilidad firme del renacimiento de la Argentina y el despertar del espíritu nacional en los corazones de millones de argentinos, comprometido en la sagrada misión de forjar la felicidad del Pueblo y la grandeza nacional.  

Ese inolvidable 17 de noviembre constituyó el inicio de la Reconstrucción Nacional que Perón vino para entregarnos como el servicio supremo y definitivo que él estaba decidido a cumplir para que los argentinos pudiéramos ser artífices y dueños de nuestro destino, no instrumentos de la ambición de nadie. En los comienzos de su vida política él mismo se había juramentado a ser “una llama épica y sagrada que ilumine el camino de la victoria”. El día de su retorno Perón comenzaba a dar los últimos pasos para cumplir con ese juramento sagrado de 1943, ofrendando los últimos alientos de vida que le quedaban para mostrarnos el camino de la Victoria.

A 45 años de este magno acontecimiento, los Peronistas en particular y los Argentinos en general tenemos que pedirle perdón a Perón por no haber sabido ser dignos de la gracia que la Divina Providencia nos regalara en esos días con el retorno del General. Tenemos que pedirle perdón por no haber sabido mantener en alto sus banderas y por no haber sabido impedir que advenedizos, aventureros y mercenarios inescrupulosos tergiversaran y prostituyeran los ideales libertadores del Justicialismo. Tenemos que pedirle perdón por no haber podido impedir que el Justicialismo de Perón fuera invadido y copado por piratas y mercaderes de la política, que hicieron del Movimiento Nacional un aguantadero y una cueva de ladrones. Tenemos que pedirle perdón por no haber tenido la grandeza de alma y el coraje suficientes para llevar al triunfo sus banderas y hacer realidad su legado. Tenemos que pedirle perdón por haber tolerado que mediocres hinchados de soberbia hicieran de la militancia sagrada y abnegada una profesión rentada y que el delito formara parte de la gestión pública. Tenemos que pedirle perdón por haber permitido que la vieja oligarquía vencida por la acción revolucionaria y reparadora del Justicialismo vuelva a ser gobierno en la Argentina. Tenemos que pedirle perdón por no haber podido impedir que la sangre derramada por tantos patriotas en aras de un ideal, la heroica Resistencia de numerosos compatriotas y la Lealtad inquebrantable de los que se mantuvieron firmes en la adversidad fueran prostituidas por delirantes que, además de merecer la cárcel, necesitan urgente atención psiquiátrica, que creen que hicieron una “revolución” gobernando con las leyes de Videla y Martínez de Hoz.

La prueba más evidente que PERÓN VIVE lo constituye el hecho que quienes hoy “gobiernan” transitoriamente y los adversarios y enemigos históricos del Justicialismo no pueden dejar de hablar y de referenciarse en Perón. Por eso, frente al amenazante futuro que nos acecha como Nación y frente a la degradación moral y espiritual padecida como nunca antes en la historia argentina, los Peronistas en particular y los Argentinos en general no tenemos otro camino que asumir el desafío de esta hora y forjar un nuevo retorno de Perón, rescatándolo del exilio histórico al que lo ha condenado una dirigencia mediocre y mezquina, actualizando su Legado inmortalizado en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, en el que ya visualizaba el proceso de universalización del mundo, los desafíos que ese proceso planteaba y los caminos que la Argentina e Hispanoamérica debían recorrer para mantenerse dignamente en pie frente a los poderosos del mundo. Estamos llamados y obligados a institucionalizar un nuevo RENACIMIENTO de nuestra querida Argentina, para ser una nación autónoma y plena, en medio de un proceso de universalización neocolonialista, hasta ahora fuertemente plasmado en beneficio de los más ricos del mundo.

Hoy, 17 de noviembre de 2017, tenemos que RE-ENCONTRARNOS CON PERÓN para asumir el compromiso de cumplir con el mandato histórico que emana de nuestra historia patria: “tenemos la responsabilidad histórica de definir el País que deseamos y abandonar las luchas internas que desgastan nuestra esperanza y nos desvían del camino por el que podemos y debemos transitar.

Nuestra patria tiene todo lo necesario para que sus hijos sientan el gozo infinito de la vida. Dios nos ha brindado riquezas incalculables; sólo falta que asumamos la decisión irrevocable de realizar la empresa que nos aguarda”.

En su último discurso ante el Pueblo, antes de partir de este mundo, el General Perón nos dejó su bendición: “deseo que Dios derrame sobre ustedes todas las venturas y la felicidad que merecen”. Que la Divina Providencia nos dé la fuerza y la valentía para ser dignos de esta bendición.
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A MI PUEBLO
(Mensaje de Perón al pueblo argentino al emprender su retorno a la patria después de dieciocho años de exilio, publicado en el diario Crónica el 16 de noviembre de 1972)
Compañeros peronistas:
Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga a mi alma ante la satisfacción de volver a ver de cerca a tantos compañeros de los viejos tiempos, como a tantos compañeros nuevos de una juventud maravillosa que, tomando nuestras banderas para el bien de la patria, están decididos a llevarlas al triunfo.
También, como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora que, dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra. Vuelvo al país después de dieciocho años de exilio, producto de un revanchismo que no ha hecho sino perjudicar gravemente a la nación. No seamos nosotros colaboradores de tan fatídica inspiración.
Nunca hemos sido tan fuertes. En consecuencia, ha llegado la hora de emplear la inteligencia y la tolerancia, porque el que se siente fuerte suele estar propicio a prescindir de la prudencia.
El pueblo puede perdonar porque en él es innata la grandeza. Los hombres no solemos estar siempre a su altura moral, pero hay circunstancias en que el buen sentido ha de imponerse. La vida es lucha y renunciar a ésta es renunciar a la vida; pero en momentos como los que nuestra patria vive, esa lucha ha de realizarse dentro de una prudente realidad.
Agotemos primero los módulos pacíficos que para la violencia siempre hay tiempo. Desde que todos somos argentinos, tratemos de arreglar nuestros pleitos en familia porque si no serán los de afuera los beneficiarios. Que seamos nosotros, los peronistas, los que sepamos dar el mejor ejemplo de cordura.
Hasta pronto y un gran abrazo para todos.
15 de noviembre de 1972
  Juan D. Perón


PERÓN HABLA A LA  JUVENTUD:
(7 de febrero de 1974)
 
-"Lo difícil es conseguir a los mejores, porque el hombre bueno no se viene a ofrecer. El que lo hace, generalmente, no lo es. Al hombre capaz hay que ir a buscarlo a su casa".-
-"La juventud, como todos los demás argentinos, tiene derecho a pensar y a sentir como le parezca. Este es un derecho inalienable del hombre dentro de la democracia, que es lo que defendemos. Lo que no puede ser es que nos estemos tirando las suertes como los gitanos; decimos que somos una cosa y, a lo mejor, somos otra".-
-"Esto es lo que necesitamos saber, pensando que más vale un buen hombre al frente de cinco que uno malo al frente de cinco mil. Yo me quedo con el que está con cinco y no con el que tiene cinco mil".-
-"Prefiero un dirigente honesto que tenga diez detrás de él y no un deshonesto que tenga diez mil, porque ese es que me va a derrumbar a la larga".-
-"Cuidado, organizarse no es juntar gente, ni poner engañado detrás de un dirigente que, a lo mejor, lo merece todo, menos ser dirigente".-
-"Un dirigente que está diciendo una cosa y está queriendo hacer otra, es el peor dirigente que puede haber, porque en medio de todo es un estafador; un estafador de la fe de los demás".-
-"El Movimiento ha demostrado, a lo largo de treinta años de existencia, su absoluta falta de sectorización. El Movimiento ha sido siempre cualquier cosa, menos sectario. Nosotros hemos brindado siempre dentro del Movimiento la amplitud más absoluta, pero esa amplitud tiene su límite".-
-"No se obliga a nadie a estar en el Movimiento Peronista. A la juventud, en fin, la queremos toda y a todos. Sabemos el mérito que tienen en el trabajo y en la lucha que han realizado".-
-"Para mi este es el concepto. Un profundo conocimiento de la situación me ha llevado a esta conclusión. Antes de organizarnos tenemos que pensar en el horizonte directivo. Quién es quien en ese horizonte. Nos interesa que represente mucho o poco; para mí un malvado, aunque represente mucho, es mucho peor que uno bueno que represente muy poco. Así veo yo el problema político".-
-" No queremos liberar ruinas, queremos liberar una nación. No queremos liberar un cadáver~ queremos liberar un ser que trabaje y se desenvuelva. En estos momentos no podemos hablar todavía de liberación. ¿Liberación de qué, si todo lo tenemos hipotecado?".-
 
José Arturo Quarracino                                  Juan Carlos Vacarezza     
              Secretario Político                                       Secretario General
  
 
 
[Publicado en Política del Sur, 21 de noviembre de 2017, Año 12 No. 560
] 

jueves, 19 de octubre de 2017

17 de octubre: queremos rescatar el legado de Perón

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17 de octubre: queremos rescatar el legado de Perón
 
Este 17 de octubre se cumple un nuevo aniversario del acontecimiento que hace 72 años marcó un antes y un después de la historia argentina, con la mayoría del pueblo argentino movilizado para rescatar al entonces coronel Juan Domingo Perón de su injusta detención sin causa, iniciándose así una de las páginas más brillantes, o quizás la más brillante, de nuestra historia patria.  

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En sus clases sobre Historia del Peronismo, Eva Perón dijo dos frases que tienen una vigencia indiscutible. Por un lado, dijo que todos los que quisieran explicar el Peronismo, y en especial esta épica fecha, iban a intentar hacerlo de todas las formas posibles, pero que nadie –ni partidarios ni detractores- iban a poder explicar el fundamento último que justifica su vigencia perenne: el amor de Perónpor el pueblo y el amor del pueblo por Perón.

Que esto es verdad lo prueba el hecho que hoy en día son los antiperonistas y los no-peronistas, nacionales y extranjeros, quienes estudian y analizan este período de nuestra historia, tratando de explicarlo de una y mil maneras posibles, incluso en ámbitos académicos de nivel mundial. Hoy hubo periodistas y comunicadores sociales que se lamentaban que se siga hablando de Perón y del peronismo después de 72 años… pero ellos mismos siguieron hablando del “tema en cuestión” a lo largo de varias horas. Si los verdaderos peronistas estamos convencidos que PERÓN VIVEesto mismo lo prueban los adversarios, los enemigos y los intelectuales honrados apartidarios, ya que no pueden ignorarlo ni dejar de ocuparse de él. En el fondo saben que si quieren “cambiar la Argentina” no es suficiente gobernar “sin hacer política tradicional”, con marketing, comunicación hiper-tecnologizada y espasmos budistas-zen; saben que Perón y su legado siguen vigentes.

Pero si Perón sigue vigente, ¿por qué el “peronismo” vive acumulando derrotas a manos de aprendices de la política? La explicación bien se puede encontrar en otra frase de Eva Perón en sus clases, cuando dijo y predijo que el 17 de octubre significaba históricamente la victoria política definitiva del pueblo sobre la oligarquía, y que nunca más ésta última iba a derrotar al pueblo, ya que lo único que podía derrotarlo era que el espíritu oligarca se adueñara de su alma y su corazón, sobre todo de los dirigentes que tienen la obligación y la misión de organizar y cooperar en la conducción del pueblo y sus organizaciones.

Perón ofreció al pueblo argentino un país en serio, pero después de su muerte gran parte de la dirigencia “peronista” se ocupó de hacer de la Argentina un kiosco, degradándola económica, social y culturalmente al punto de convertirla en una caricatura, más semejante a un tugurio que a una comunidad humana.

Gran parte de esa dirigencia se olvidó que “una organización política no vale por la cantidad de sus miembros ni por los votos que cosecha”, sino por “la calidad de los dirigentes que la encuadran y conducen”. Se olvidó que la política es, en esencia, una carga pública que se asume para hacer posible que un pueblo sea feliz, no una guerra para ocupar cargos para toda la eternidad. Gran parte de esa dirigencia convirtió a la militancia política generosa y desinteresada en una vergonzosa profesión comercial; rebajó la organización política a clientelismo de prebendas y desplazó la formación doctrinal por la obsecuencia servil, el látigo y la chequera. En muchos casos, esa dirigencia olvidó que eran soldados de una Causa y se autoproclamó “conducción”; de militante mutó a millonaria. Por eso no extrañó que hace dos años, por primera vez en la historia, el poder económico que administra y gerencia la Argentina en nombre del imperialismo internacional del dinero pudiera llegar al gobierno a través de elecciones, derrotando a un gobierno “popular” lleno de estos personajes degradados, ante quienes gran parte de la dirigencia argentina sólo supo guardar un silencio cómplice y muchas veces cobarde.

Es que el espíritu oligarca se había adueñado de la dirigencia “nac&pop, “superadora de Perón”. En su soberbia, creyó que “eran el mejor gobierno de la historia argentina”, encubriendo y ocultando que en su juventud algunos de ellos se levantaron en armas contra los gobiernos constitucionales de Juan Perón y María Estela Martínez, para luego en su “madurez” convertirse en empleados de falsas ONGs subsidiadas por embajadas extranjeras y fundaciones privadas imperialistas.  

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Para desterrar el espíritu oligarca de nuestra alma y de nuestro espíritu, es preciso conmemorar el 17 de octubre, no sólofestejando la gloria de esa jornada pasada, sino también reviviendo el martirio de Darwin Passaponti, ultimado por el odio irracional y fraticida, cuya sangre se ha constituido en alianza, garantía y rúbrica de la unidad del pueblo con Perón. Conmemorar el 17 de octubre es impregnarse de esa sangre derramada injustamente, para no olvidar nunca que el peronismo es en esencia servicio al pueblo y ofrenda de la propia vida, no una franquicia para hacer negocios.

Conmemorar el 17 de octubre es sumergirse en ese origen glorioso y martirial, para recoger el legado inmortal e imperecedero de Perón. Es impregnarse del pasado para reforzar en el presente el compromiso de forjar para el futuro el renacimiento de una nueva Argentina. Es ir al rescate y al encuentro de Perón, para sacarlo de la prisión histórica a que ha sido arrojado y volver a levantar las sagradas banderas que honró con su vida ejemplar al servicio del Pueblo todo y hacer de la Argentina nuestro hogar.
           
                   José Arturo Quarracino                                         Juan Carlos Vacarezza
                            Sub-coordinador general                                      Coordinador general 

lunes, 9 de octubre de 2017

¿QUÉ ES EL PERONISMO? DE PREDICADORES A MERCADERES


¿QUÉ ES EL PERONISMO? DE PREDICADORES A MERCADERES


En estos días de agitación electoral, sobre la base de las marchas y contramarchas de los armados políticos y de las alianzas y trenzas electorales que se entretejen en función -muchas veces- de ambiciones y apetitos personales, etc., junto con la perspectiva planteada por algunos dirigentes del rearmado post-electoral del dispositivo político que se define como “justicialista”, vuelve a plantearse la pregunta “¿Qué es en definitiva el Peronismo?”.
En sus recordadas, pero muy poco meditadas, clases dictadas en 1951 en la Escuela Superior Peronista sobre Historia del Peronismo, Eva Perón ha dado una definición precisa y profunda del movimiento encarado y encarado por Juan Domingo Perón en la segunda mitad del siglo XX y hasta hoy vigente, a pesar de los problemas y deformaciones que arrastra. Esta definición es la que mejor explica qué es en esencia el Justicialismo y explica también por qué sigue siendo una presencia ineludible en la vida política nacional, a pesar de los adversarios que pretenden su extinción y a pesar de las defecciones de muchos de sus autoproclamados dirigentes.

En esas clases Eva Perón ha dicho magistralmente que lo único que permite entender la relación histórica que se planteó entre el líder del Justicialismo y el pueblo ha sido el vínculo de amor que unió indestructiblemente a ambos, más allá del lapso temporal e histórico en que vivieron.
El cristianismo constituye una de las notas esenciales del Justicialismo como doctrina política y filosófica. Esa esencia cristiana es la que nos permite afirmar que en tanto vínculo de amor del Pueblo y Perón, ese sentimiento se ha visto confirmado y rubricado en los que quizás sean los dos más grandes momentos de la historia justicialista: el 17 de octubre de 1945 y el 25 de setiembre de 1973.
El 17 de octubre de 1945 constituye la fecha en la que se encarnó y materializó el Justicialismo como movimiento político llamado a liberar e independizar históricamente a la Argentina, sometida por las garras siniestras del imperialismo internacional del dinero. Esa inolvidable jornada terminó con el asesinato de un joven militante rosarino, Darwin Passaponti, muerto por haber ido a festejar ese día en la Plaza de Mayo. Vista con la mirada de la fe, esa sangre joven derramada injustamente ha sido utilizada seguramente por la Providencia para sellar para toda la eternidad esa alianza de amor entre Perón y el Pueblo, lo cual permite explicar por qué el Justicialismo ha podido nacer una y otra vez y tener una vitalidad inagotable, a pesar de los golpes de Estado, de las proscripciones y persecuciones a que se vio sometido.
El 25 de setiembre de 1973 es la fecha en la que la Providencia rubricó la alianza entre Perón y el Pueblo con la sangre de la lealtad derramada injustamente a través del asesinato de José Ignacio Ruccialianza reafirmada dos días antes con el 63% de los votos del padrón, en las elecciones en que el líder del Justicialismo fue elegido presidente por tercera vez.
La sangre impregnada de juventud de Darwin Passaponti y la sangre impregnada de lealtad de José Ignacio Rucci han rubricado para siempre la alianza de amor entre Perón y el Pueblo tan magníficamente expresada por Eva Perón en sus clases. En su esencia más profunda, la gloria del Justicialismo está asentada e impregnada de la sangre generosamente ofrendada por sus mejores y más abnegados miembros.   

Pero también en otros muchos momentos de su historia el Justicialismo ha visto cómo la sangre de muchos de sus miembros ha sido derramada injustamente, a causa del odio visceral desplegado contra la obra revolucionaria llevada a cabo por Perón.
Ejemplo de esa ofrenda de sangre inocente han sido las víctimas civiles de los bombardeos del 16 de junio de 1955, los fusilados del 9-12 de junio de 1956, el desaparecido Felipe Vallese, los miles de caídos de la Resistencia Peronista, los asesinados y desaparecidos en los 18 años de proscripción del Justicialismo, los asesinados durante el tercer gobierno democrático de Juan Perón-Isabel Perón, los asesinados y desaparecidos durante 1976-1983. A pesar de la deformación histórica y mediática que se pretende llevar a cabo, en su gran mayoría esa sangre derramada ha sido aportada por hijos y miembros del Movimiento Nacional Justicialista, sin que ello nos haga desconocer el aporte martirial honesto y patriótico hecho por miembros de otras expresiones políticas, hijos de esta bendita Argentina pero sin vínculos ni dependencias ideológicas-crematísticas con poderes imperialistas extranjeros.
Tanto la sangre de las alianzas mencionadas como la aportada por militantes ejemplares de nuestra historia nacional constituyen la garantía de la perennidad de los anhelos liberadores de nuestro pueblo y de quienes han sabido levantar sus banderas de independencia y de justicia social. Es que esa sangre tan generosa, patriótica y valientemente ofrendada por amor a la Patria es la fuente de la que se han nutrido los justicialistas para mantener firme e inquebrantable el Movimiento Nacional que los encarna, a pesar de los intentos de exterminio y de las maniobras de entrismo –por izquierda y por derecha- y de domesticación sufridos a lo largo de su historia.
Es esa sangre derramada la que reclamada ser respetada en su ofrenda incondicional, frente a la degradación de la labor política llevada a cabo en estas últimas décadas, convirtiendo a la militancia generosa en una profesión rentada; frente al abandono de la formación doctrinal y de la desaparición de las unidades básicas barriales, convirtiendo al movimiento político en una franquicia para hacer negocios personales; frente al abandono de los valores y méritos en la función pública, para recurrir al amiguismo y a la mediocridad como “políticas de gestión”; frente a las roscas de cúpulas, para dar lugar a la postergación y a las traiciones arteras en perjuicio de los propios militantes probos y honestos; frente al abandono de los valores raigales y de las banderas históricas de la liberación nacional, para claudicar y postrarse a los designios inconfensables de los poderosos del mundo que han vuelto a hacer de nuestro país una nueva colonia de las finanzas internacionales; frente a quienes pretenden ser los “reconstructores” y “renovadores” del Justicialismo, pese a ser sido los responsables o causantes de la descomposición moral de y material de sus órganos partidarios; frente a los que se han creído superiores a Perón y a Eva, y se inventaron una revolución “nac&pop” que sólo ha existido en su imaginación, generosamente regada con riquezas que son imposibles de explicar desde la función pública.

En lo más profundo de los corazones y de las mentes de los auténticos militantes existe el anhelo de ser absolutamente respetuosos de la sangre derramada por tantos argentinos que han vestido de gloria al Justicialismo. Perón ha enseñado que la buena acción política no consiste en marcar con el dedo a nadie, sí de exigir grandeza, honestidad y franqueza para mejor servir al Pueblo y a su Causa. Es por eso que se debe forjar el renacimiento del Movimiento Nacional, mediante formas de predicación nuevas en su ardor, en sus métodos y en sus formas de expresión. Con un espíritu nuevo y joven, tanto en edad como en convicciones, el Movimiento Nacional debe renacer, más que ser reconstruido o renovado, porque la descomposición y degradación que lo afecta constituye una metástasis que hace imposible pensar en su continuación.
Sin pretender ofender a nadie, muchos de los que pretenden restaurar, recuperar o renovar al Justicialismo deberían tener la humildad de reconocer la responsabilidad, involuntaria o no, que han tenido en el retroceso histórico sufrido, pedir perdón y dar paso a las nuevas generaciones que puedan tomar en alto las banderas de la Nación y llevarlas al triunfo, bajo la guía inmortal de Juan Perón y de todos los Padres de la Patria que lo han precedido en su obra nacional revolucionaria.


José A. Quarracino                                                      Juan Carlos Vacarezza
Secretario Político                                                              Secretario General

Movimiento “Primero la Patria”

[Publicado en Política del Sur, 3 de octubre de 2017, Año 12 No. 554]