"Dios nos ayude si somos capaces de ayudar
a Dios”
(Juan Domingo
Perón, 21 de junio de 1973)
“Dios no nos pedirá cuentas de las
batallas ganadas, sino de las cicatrices de las luchas”
(Leonardo Castellani)
Ese acto reparador no fue un
acto bélico de apropiación de algo ajeno, sino un acto
de reparación de un despojo sufrido por nuestra Patria naciente, un
despojo que sigue vigente, no sólo en relación con el territorio insular argentino,
sino también en varios aspectos de nuestra vida nacional.
Fue un acto de dignidad
nacional, sin que se derramara una sola gota de sangre de los extranjeros
usurpadores, que tuvo en el capitán de corbeta Pedro
Edgardo Giachino su primer mártir.
Pero fueron muchos los
protagonistas en ese día, que honraron con su accionar el uniforme que vestían
y que escribieron una página imborrable de nuestra historia patria, página que posteriormente
se intentó arrancar, ensuciar y olvidar, pero que el pueblo argentino hizo
suya, inmortalizándola y obligando a los gobernantes de turno a declarar esta
fecha feriado nacional.
Muchos han sido protagonistas importantes
en ese día glorioso, que luego fueron olvidados o desacreditados e injuriados,
en un estéril intento de desmalvinizar el alma del pueblo argentino.
Protagonistas como los
contralmirantes Carlos Alberto Büsser y
Gualter Oscar Allara, el general de división Osvaldo Jorge García, el teniente de fragata
Diego García Quiroga y el cabo primero Ernesto Urbina, el capitán de corbeta
Guillermo Sánchez Sabarots, el capitán de fragata Alfredo Raúl Weinstabl y el subteniente
de Ejército Roberto Reyes, el teniente coronel Mohammed Alí Seineldin, el capitán
de corbeta Hugo Jorge Santillán y el teniente de corbeta Carlos R. Schweizer, el
suboficial mayor de Infantería de Marina Guillermo Rodríguez (quien izó el pabellón
nacional en las Islas), etc. Nombres que ya han entrado a formar parte del
Panteón de los Héroes de la Patria.
Esta acción
militar del 2 de abril puso de manifiesto, ante la Argentina y ante el mundo, los valores espirituales y
morales que nutren el alma del buen soldado y militar argentino, reflejo de
los valores que forman parte del alma del pueblo argentino.
Esta acción militar de
reparación y dignificación nacional fue denominada Operación Virgen del Rosario, puesto así bajo
la advocación y tutela de la Madre del Hijo de Dios, advocación que forma
parte de la idiosincrasia y fe del pueblo argentino, presentes en varios
momentos de nuestra historia patria, como patrona de los ejércitos de San
Martín y Belgrano, José Gervasio Artigas, entre otros. De este modo, la gesta
inicial de Malvinas se vincula y une espiritualmente al espíritu de los ejércitos
patrios que lucharon por la soberanía e independencia de la Patria naciente.
En los días posteriores los
miembros de la Fuerza Aérea Argentina llevaron a cabo acciones que escribieron
páginas de gloria cuya memoria no ha de desfallecer jamás en la historia nacional.
Así, la gesta de las Islas
Malvinas realizada por las Fuerzas Armadas y acompañada espiritual y
materialmente por el Pueblo Argentino, bajo el amparo de la Fe cristiana, constituye
así un hito que hunde sus raíces en las luchas por la independencia nacional.
¿Será éste el momento
histórico que lo s argentinos tenemos que unirnos al servicio de una Causa suprema,
sin divisiones inútiles, inoperantes e intrascendentes, para ser artífices de
nuestro propio destino y dejar de ser instrumentos de las ambiciones inconfesables
de otros?
José A.
Quarracino Juan
Carlos Vacarezza
Secretario Político Secretario General