17 de octubre: queremos rescatar el legado de Perón
Este 17 de octubre se cumple un nuevo aniversario del acontecimiento que hace 72 años marcó un antes y un después de la historia argentina, con la mayoría del pueblo argentino movilizado para rescatar al entonces coronel Juan Domingo Perón de su injusta detención sin causa, iniciándose así una de las páginas más brillantes, o quizás la más brillante, de nuestra historia patria.
En sus clases sobre Historia del Peronismo, Eva Perón dijo dos frases que tienen una vigencia indiscutible. Por un lado, dijo que todos los que quisieran explicar el Peronismo, y en especial esta épica fecha, iban a intentar hacerlo de todas las formas posibles, pero que nadie –ni partidarios ni detractores- iban a poder explicar el fundamento último que justifica su vigencia perenne: el amor de Perónpor el pueblo y el amor del pueblo por Perón.
Que esto es verdad lo prueba el hecho que hoy en día son los antiperonistas y los no-peronistas, nacionales y extranjeros, quienes estudian y analizan este período de nuestra historia, tratando de explicarlo de una y mil maneras posibles, incluso en ámbitos académicos de nivel mundial. Hoy hubo periodistas y comunicadores sociales que se lamentaban que se siga hablando de Perón y del peronismo después de 72 años… pero ellos mismos siguieron hablando del “tema en cuestión” a lo largo de varias horas. Si los verdaderos peronistas estamos convencidos que PERÓN VIVE, esto mismo lo prueban los adversarios, los enemigos y los intelectuales honrados apartidarios, ya que no pueden ignorarlo ni dejar de ocuparse de él. En el fondo saben que si quieren “cambiar la Argentina” no es suficiente gobernar “sin hacer política tradicional”, con marketing, comunicación hiper-tecnologizada y espasmos budistas-zen; saben que Perón y su legado siguen vigentes.
Pero si Perón sigue vigente, ¿por qué el “peronismo” vive acumulando derrotas a manos de aprendices de la política? La explicación bien se puede encontrar en otra frase de Eva Perón en sus clases, cuando dijo y predijo que el 17 de octubre significaba históricamente la victoria política definitiva del pueblo sobre la oligarquía, y que nunca más ésta última iba a derrotar al pueblo, ya que lo único que podía derrotarlo era que el espíritu oligarca se adueñara de su alma y su corazón, sobre todo de los dirigentes que tienen la obligación y la misión de organizar y cooperar en la conducción del pueblo y sus organizaciones.
Perón ofreció al pueblo argentino un país en serio, pero después de su muerte gran parte de la dirigencia “peronista” se ocupó de hacer de la Argentina un kiosco, degradándola económica, social y culturalmente al punto de convertirla en una caricatura, más semejante a un tugurio que a una comunidad humana.
Gran parte de esa dirigencia se olvidó que “una organización política no vale por la cantidad de sus miembros ni por los votos que cosecha”, sino por “la calidad de los dirigentes que la encuadran y conducen”. Se olvidó que la política es, en esencia, una carga pública que se asume para hacer posible que un pueblo sea feliz, no una guerra para ocupar cargos para toda la eternidad. Gran parte de esa dirigencia convirtió a la militancia política generosa y desinteresada en una vergonzosa profesión comercial; rebajó la organización política a clientelismo de prebendas y desplazó la formación doctrinal por la obsecuencia servil, el látigo y la chequera. En muchos casos, esa dirigencia olvidó que eran soldados de una Causa y se autoproclamó “conducción”; de militante mutó a millonaria. Por eso no extrañó que hace dos años, por primera vez en la historia, el poder económico que administra y gerencia la Argentina en nombre del imperialismo internacional del dinero pudiera llegar al gobierno a través de elecciones, derrotando a un gobierno “popular” lleno de estos personajes degradados, ante quienes gran parte de la dirigencia argentina sólo supo guardar un silencio cómplice y muchas veces cobarde.
Es que el espíritu oligarca se había adueñado de la dirigencia “nac&pop, “superadora de Perón”. En su soberbia, creyó que “eran el mejor gobierno de la historia argentina”, encubriendo y ocultando que en su juventud algunos de ellos se levantaron en armas contra los gobiernos constitucionales de Juan Perón y María Estela Martínez, para luego en su “madurez” convertirse en empleados de falsas ONGs subsidiadas por embajadas extranjeras y fundaciones privadas imperialistas.
Para desterrar el espíritu oligarca de nuestra alma y de nuestro espíritu, es preciso conmemorar el 17 de octubre, no sólofestejando la gloria de esa jornada pasada, sino también reviviendo el martirio de Darwin Passaponti, ultimado por el odio irracional y fraticida, cuya sangre se ha constituido en alianza, garantía y rúbrica de la unidad del pueblo con Perón. Conmemorar el 17 de octubre es impregnarse de esa sangre derramada injustamente, para no olvidar nunca que el peronismo es en esencia servicio al pueblo y ofrenda de la propia vida, no una franquicia para hacer negocios.
Conmemorar el 17 de octubre es sumergirse en ese origen glorioso y martirial, para recoger el legado inmortal e imperecedero de Perón. Es impregnarse del pasado para reforzar en el presente el compromiso de forjar para el futuro el renacimiento de una nueva Argentina. Es ir al rescate y al encuentro de Perón, para sacarlo de la prisión histórica a que ha sido arrojado y volver a levantar las sagradas banderas que honró con su vida ejemplar al servicio del Pueblo todo y hacer de la Argentina nuestro hogar.
José Arturo Quarracino Juan Carlos Vacarezza
Sub-coordinador general Coordinador general