lunes, 16 de abril de 2018

¿ABORTO PARA QUE LAS FINANZAS VIVAN TRANQUILAS?


Una vez más, en Argentina, se ha desencadenado la habitual oleada progresista a favor de la despenalización del aborto, como acontece todos los años. En este año en particular, la campaña despenalizadora ha sido asociada el 8 de marzo a la celebración de la Jornada Mundial de la Mujer. Como resultado de todo ello, se ha vinculado la esencia de la mujer y de lo femenino al “derecho” de matar al propio hijo en el vientre materno.
Prácticamente y en una forma que llama la atención, todos los grandes medios de comunicación y un grupo importante de políticos progresistas e izquierdistas han apoyado esta campaña y su propuesta abortista.


Tanto de uno como de otro lado del espectro político-ideológico se reivindica el carácter “progresista” de esta iniciativa, porque se dice que “es un debate que la sociedad se debe”, porque “a pesar de la ley que lo prohíbe se siguen practicando abortos (clandestinos)”, etc. En otras palabras, se dice que “debatir este tema” es hacer “un aporte a la democracia”, etc. etc. Pero en el fondo, este supuesto “aporte a la democracia” es la aplicación de la pena de muerte contra un inocente e indefenso que vive en el vientre materno, porque el aborto no es otra cosa que esto: la pena de muerte contra los más inocentes e indefensos de todos los seres humanos, que no han cometido ningún delito ni se pueden defender. De ser los únicos privilegiados en las mejores épocas de la historia argentina, ahora los niños por nacer no merecen la más mínima piedad, si alguien no quiere que existan.
Se pueden utilizar palabras lindas o que “suenen bien”, como “interrupción del embarazo”, pero en esencia el aborto es matar o hacer matar a un hijo que está viviendo en el vientre materno.
Por eso, después que pasa el humo de las declaraciones “progresistas” que se pretenden “racionales y científicas”, y se analiza en detalle los argumentos que se esgrimen a favor de la iniciativa en cuestión, nos encontramos con dos cuestiones sorprendentes:


a) el “razonamiento” infantil, carente de todo fundamento, que pretende justificar la propuesta: “a pesar de la ley que castiga el crimen, las mujeres abortan, y algunas mueren”. Si se aplicara la misma lógica a otros ámbitos, bien se podría decir “a pesar de la ley que castiga la ‘violencia de género’ y la agresión y la muerte de mujeres, hay varones que las agreden y las matan”, con lo cual habría que despenalizar la violencia de género. O a pesar que “la ley reprime el asalto a mano armada a casas particulares y a bancos, hay personas que asaltan casas y bancos a mano armada”, con lo cual habría que despenalizar el asalto a mano armada. O a pesar de que la ley reprime “el secuestro extorsivo y el asesinato del secuestrado”, hay personas que secuestran y matan, por lo cual habría que despenalizar el secuestro extorsivo. O a pesar de que la ley reprime y castiga la tenencia, portación y uso ilegales de armas de guerra por parte de particulares, hay personas que tienen, portan y usan en forma ilegal armas de guerra, razón por la cual habría que despenalizar la comisión de este delito.
A simple vista se puede ver que argumentar a favor de la despenalización de un delito porque a pesar que la ley lo reprime y castiga igual se sigue cometiendo es propio de una mente que lo que menos hace es pensar, ya que simplemente escupe palabras y discursos elaborados por otros, en inglés y en los sectores más pudientes de la economía mundial.
No es raro que los principales divulgadores de esta “flatulencia mental y verbal” sean personajes que se pretenden progresistas, pero que han sido activos colaboradores del Proceso de Reorganización Nacional. Pareciera que le tomaron el gusto a la práctica de la desaparición forzada de personas. 


b) En paralelo a esta irracionalidad disfrazada de progresismo, sorprende también que las argumentaciones esgrimidas a favor de la pena de muerte aplicada a niños sean pronunciadas por la izquierda en general y el progresismo en sus diferentes configuraciones, que a diestra y siniestra promueven esta propuesta diseñada, orquestada y planificada en sus mínimos detalles por los dueños del Imperialismo Internacional del Dinero, es decir, por la oligarquía más depredadora y criminal de toda la historia.
Los pro-abortistas se pretenden evolucionados, progresistas y en algunos casos revolucionarios, se proclaman críticos feroces del capitalismo y del neoliberalismo, pronuncian consignas “antimperialistas”, etc., pero en realidad no hacen más que darle estatus “democrático” a las políticas antinatalistas diseñados por los patrones del dinero y de la riqueza mundial -la plutocracia financiera mundial ejecutora y dueña del imperialismo internacional del dinero- para gozar “en paz” del saqueo que han hecho a todos los pueblos y naciones del mundo, incluidos los países desarrollados,
En las líneas que siguen mostramos que los conceptos y fórmulas que utilizan los pretendidos demo-progresistas pro-abortistas para fundamentar la despenalización del aborto no son otra cosa que la traducción literal al español de la ideología oligarca del imperialismo financiero mundial, depredador y genocida. En otras palabras y dicho de otra manera: las propuestas progresistas a favor del aborto que se creen “progresistas” se fundamentan y hunden sus raíces en la ideología y planes antinatalistas de la oligarquía financiera mundial, y las difunden en una mano con las imágenes del Che Guevara y Karl Marx, sin darse cuenta que en la otra mano llevan el discurso de Adolf Hitler y de la familia Rockefeller, patriarcas y promotores del control de la natalidad a nivel mundial, con el eufemismo de “la salud y los derechos reproductivos”. Se creen hijos del Che Guevara y de Karl Marx, pero dicen lo mismo que Adolf Hitler y David Rockefeller.


1) El Aborto y el argumento de la “Justicia Social”
En sus proyectos legislativos, los progresistas sostienen que «legalizar el aborto en razón de justicia social es reconocer que en el contexto latinoamericano, sumido en la pobreza y en la desigualdad social, son las mujeres pobres quienes sufren o mueren por abortos realizados en clandestinidad», ya que «las mujeres de los sectores más ricos o mejor ubicados social y económicamente acuden en forma privada a profesionales idóneos, las pertenecientes a las franjas más pobres sólo tienen acceso a procedimientos caseros o de baja calidad, y por lo tanto, riesgosos para su salud y su vida».
Es llamativo que los pretendidos “izquierdistas”, en vez de luchar a fondo y en serio contra la pobreza y la desigualdad social, abogan para que las mujeres pobres puedan matar a sus hijos, al igual que las mujeres ricas, en condiciones “seguras”, pero ni por casualidad se le ocurre equiparar ya los derechos que realmente dignifican a la mujer: alimento para sí y para sus hijos, vivienda digna, acceso integral a la salud, educación, etc.
Más llamativo es que fundamenten esta “igualdad para matar” en EL MISMO ARGUMENTO QUE FORMULÓ YA EN 1972 JOHN DAVISON ROCKEFELLER III: «La Comisión CREE que las diversas prohibiciones contra el aborto a lo largo de Estados Unidos surgen como obstáculos al ejercicio de la libertad individual: la libertad de las mujeres para hacer elecciones morales difíciles basadas en sus valores personales, la libertad de las mujeres para controlar su propia fertilidad y, finalmente, la libertad respecto a las cargas pesadas de un embarazo no-deseado. Las disposiciones restrictivas también violan la justicia social, pues cuando se prohíbe el aborto, las mujeres recurren a abortos ilegales para prevenir nacimientos no-deseados. Los abortos médicamente seguros han estado disponibles siempre para las mujeres ricas, las que pueden afrontar los elevados costos de médicos y viajes al extranjero; pero la mujer pobre ha sido forzada a arriesgar su vida y salud con remedios populares y practicantes desacreditados» .
Éste es el único “derecho” de las mujeres pobres que los Rockefeller equiparan con el de las mujeres ricas: matar al hijo no-deseado en condiciones “seguras”. De equiparar el resto de los derechos, ni una palabra. ¿Cómo se explica que se definan como progresistas y a la vez coincidan en forma absoluta con la ideología oligarca, reaccionaria y genocida del capital financiero internacional?
Con esta actitud, los progresistas “revolucionarios” pregoneros de la “patria socialista” pretenden darle estatus democrático a la ideología del capitalismo financiero depredador. Lo reiteramos una vez más: USAN LA MÁSCARA DEL CHE GUEVARA, pero para promover LA IDEOLOGÍA ANTINATALISTA DE DAVID ROCKEFELLER y Cía.

2) El Aborto y el embarazo por violación
El progresismo “revolucionario” pretende que el aborto pueda ser efectuado en cualquier etapa de un embarazo en casos que éste sea producto de una violación.
1. En este sentido, SE PROPONE LA PENA DE MUERTE PARA LA CRIATURA GESTADA (ser humano indefenso que no ha cometido ningún delito), mientras que PARA EL CRIMINAL VIOLADOR PROPONE… NADA.
Ofende al sentido común y es una locura total condenar a muerte a un inocente y dejar vivo a un criminal. En realidad, este progresismo “revolucionario” olvida que esta propuesta de aborto para embarazos por violación es el paradigma diseñado y postulado en el año 1969 por el “camarada” Harrison Tweed (asesor legal del Chase Manhattan Bank y de la familia Rockefeller ), en momentos en que era presidente del American Law Institute, organismo privado fundado por un miembro del Council on Foreign Relations, manejado ininterrumpidamente desde el momento de su creación por el «Imperio Rockefeller» . Este esquema paradigmático cacareado por nuestro “izquierdismo” vernáculo fue explicitado en un borrador del Model Penal Code (Código Penal Modelo) , esbozado más nunca aprobado, pero que le sirvió a la oligarquía angloamericana para “justificar” y legitimar este criterio.
2. Pero además de irracional, esta propuesta abortista REPRODUCE LA LÓGICA DE LA VIOLENCIA, LA LEY DEL MÁS FUERTE, ya que a la primera violencia ejercida por el criminal sobre la mujer atacada y ultrajada el progresismo pretende una segunda violencia, que es el “derecho” de la mujer violada a matar a su hijo.
En tal sentido, se propone que la mujer violada mate “legalmente” a su hijo, pero no se le concede el “derecho” de matar “legalmente” al criminal que la agredió. En este esquema, sólo es válido y legal matar al más débil, no al más fuerte. Una locura total.

3) El Aborto y la violación de la Constitución
En realidad, la propuesta de la despenalización del aborto constituye la autorización de la aplicación de la pena de muerte en los países donde no está implantada o ha sido derogada, y también la aplicación –en países donde está vigente- a personas menores de edad o a mujeres embarazadas.
Pero en ambos casos se VIOLA LA CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (Pacto de San José de Costa Rica, 1969) que prohíbe tal práctica penal.
a) Hasta los mismos progresistas reconocen que el feto en el vientre materno es una vida humana, por lo tanto, el feto es un ser humano, y como tal es persona , tal como afirma la mencionada Convención. Como persona, tiene derecho a ser reconocida su personalidad jurídica .
b) Como persona, al nasciturus no se le puede aplicar la pena de muerte, porque ésta no rige actualmente en nuestro país, y la citada Convención impide su institucionalización .
c) Tampoco se le puede aplicar la pena de muerte a los nasciturus, porque son menores de 18 años, y como tales la Convención los ampara en su derecho a la vida .

4) El Aborto como “Derecho”: «El aborto es el derecho que tiene la mujer para determinar su propia fertilidad» .
Que el aborto es un derecho lo ha determinado históricamente en forma explícita y por primera vez John Davison Rockefeller III, en 1973. Es el argumento instituido por la oligarquía financiera mundial, de la que este personaje es su cara visible y vocero, que los progresistas de toda laya toman como dogma y principio incuestionable.
Este dogma está anticipado en forma implícita en la institucionalización del famoso y falso “derecho humano básico de decidir la cantidad de hijos y el espaciamiento entre ellos” y por el delirante principio ético que sostiene que “sólo deben ser traídos al mundo los hijos deseados” .

5) El Aborto como “problema de salud pública”: «[…] la anticoncepción es el método de elección para prevenir un nacimiento no deseado. Creemos que el aborto no debe ser considerado un sustituto para el control de la natalidad, sino más bien como un elemento en un sistema general de cuidado de la salud materno-infantil» .
Clarísimo: el aborto no es considerado un crimen ni asesinato, sino un “problema de salud pública”. Lo mismo repiten desde hace tiempo los progresistas.
Esto se complementa con otros argumentos siempre citados por el progresismo izquierdoso y que se articulan con el argumento anterior: “[…] las mujeres deben tener la libertad de determinar su propia fertilidad, la cuestión del aborto debe ser dejado a la conciencia de la mujer involucrada, en consulta con su médico, […] los Estados deben ser alentados a aprobar estatutos objetivos que creen un marco claro y positivo para la práctica del aborto a petición”. Es decir:
a) el aborto es una decisión libre de la mujer
b) el aborto es una cuestión que sólo involucra a la mujer y al médico (desaparición de los esposos y padres)
c) el Estado es garante de la ejecución de ese “derecho”

Llamativamente, es el mismo esquema que repiten los “progres”: Aborto como derecho y acto libre – Involucra solamente a la mujer y a un médico – Estado garante del ejercicio de ese “derecho”.
Una vez más, se reitera lo que la historia ha mostrado en reiteradas oportunidades: la izquierda y el progresismo internacionalistas no son otra cosa que los voceros del capitalismo financiero mundial, les guste o no.

                José Arturo Quarracino                                                   Juan Carlos Vacarezza
                    Secretario Político                                                          Secretario General
Movimiento “Primero la Patria”

Publicado en Política del Sur, Año 13 – No. 568