ESQUIZOFRENIA FEMINISTA y el GENOCIDIO ROCKEFELLER
(24 de octubre de 2016)
Días pasados las mujeres argentinas se expresaron condenando la
ola de violencia mortal que hoy agobia al conjunto de la sociedad argentina, a
través de la consigna “Ni una menos”. Pero extrañamente, en medio de esa
manifestación y reclamo justos, grupos feministas y progresistas introdujeron
el reclamo del “aborto legal, seguro y gratuito”, reflejando una clarísima actitud de esquizofrenia moral y
política: por un lado, protestan contra la muerte de las mujeres y
por otro lado justifican la aplicación de la pena de muerte contra mujeres y
varones en el seno materno, contra seres humanos que son absolutamente
inocentes e indefensos.
Siguiendo con su actitud esquizofrénica, estos grupos
justificadores del aborto como derecho se reivindican generalmente como
progresistas, latinoamericanistas e indigenistas, pero su discurso es una
repetición literal en español de los argumentos antinatalistas de la feroz y
cruel plutocracia angloamericana que domina el mundo,
de la cual el clan Rockefeller ha sido su vocero y operador político por
excelencia. Se jactan de ser “indigenistas y latinoamericanos”, perosu lengua materna es el inglés.
Suponen estas abortistas que la despenalización del aborto y su
legalización –aunque se trate de un crimen- permite brindar «servicios de
aborto seguro» a quienes desean eliminar a los hijos gestados y todavía
presentes en el vientre materno. Dicen que la penalización del aborto hace que
las mujeres de escasos recursos acudan a prácticas clandestinas e ilegales que
ponen en riesgo su vida y en algunos casos termina con el fallecimiento de la
mujer abortante. Según quienes “enarbolan” este argumento, la penalización del
aborto no afecta a las mujeres que cuentan con recursos para pagar un aborto en
clínicas privadas, donde aparentemente abortan “en forma segura”. Por eso
deducen que como las mujeres pudientes violan la ley, hay que permitirles a las
mujeres pobres que obren igual que las mujeres ricas, pero sólo en este caso en
particular de matar a sus hijos en el vientre materno.
Se presumen «progresistas», pero esta argumentación “progre” es
una repetición textual de
la que ya ha
hecho en 1972 John Davison Rockefeller III, al afirmar dogmáticamente que «cuando el aborto es prohibido, las mujeres recurren a abortos ilegales para prevenir nacimientos
indeseados. Abortos médicamente seguros han estado siempre a disposición de
las mujeres ricas, para las que pueden afrontar los elevados costos de doctores
y viajes al extranjero; pero la mujer pobre
se ha visto obligada a arriesgar su vida y salud con remedios caseros y
practicantes con mala fama»[1].
Además de su matriz
oligarca y plutocrática, es evidente que este pensamiento adolece de
un grave defecto de
irracionalidad jurídica y política, en cuanto sostiene que
una ley es inútil o no sirve… porque los pudientes o ricos la violan e
incumplen (???). Curiosa reivindicación que hacen los progresistas no sólo del
“derecho” de los ricos de violar la ley y no ser castigados por ello, sino que
además le conceden a los pobres el mismo “derecho”.
John Davison Rockefeller III |
Estas progresistas “latinoamericanas” no tienen problemas en
coincidir en forma total y absoluta con los dueños del capitalismo
internacional, genocida y depredador. Repiten sus mismos argumentos en clave
“revolucionaria”: «[…] la anticoncepción es el método de elección para prevenir un
nacimiento no deseado. Creemos que el aborto no debe ser considerado un sustituto
para el control de la natalidad, sino más bien como un elemento en un sistema general de cuidado de
la salud materno-infantil»[2]. Clarísimo: el aborto no es
considerado un crimen ni asesinato, sino un “problema de salud pública”. Lo
mismo repiten desde hace tiempo los y las progresistas, al igual que muchos
liberales.
Esto
se complementa con otros argumentos siempre citados por el progresismo
izquierdoso y que se articulan con el argumento anterior: “[…] las mujeres
deben tener la libertad de determinar su propia fertilidad, la cuestión del
aborto debe ser dejado a la conciencia de la mujer involucrada, en consulta con
su médico, […] los Estados deben ser alentados a aprobar estatutos objetivos
que creen un marco claro y positivo para la práctica del aborto a petición”[3]. Es decir:
a) el
aborto es una decisión libre de la mujer
b) el
aborto es una cuestión que sólo involucra a la mujer y al médico (desaparición
de los esposos y padres)
c) el
Estado es garante de la ejecución de ese “derecho”.
Llamativamente,
esta concepción antinatalista y abortista de los imperialistas yanquis es la
misma que repiten en español los “progres”: Aborto como derecho y acto libre –
Involucra solamente a la mujer y a un médico – Estado garante del ejercicio de
ese “derecho”.
“Nuestras”
feministas dicen que el aborto es un derecho. Creen que dicen una novedad, pero
quien ha inventado este derecho no ha sido la ONU, ni tampoco ha sido consagrado en ningún
tratado internacional. El que inventó que el aborto es un derecho ha sido el
yanqui John Davison Rockefeller III en 1973, al afirmar que “el aborto es el
derecho que tiene la mujer para determinar su fertilidad”[4]. ¿Sobre qué principio se
funda este derecho? Según Rockefeller, en el principio ético básico [inventado
por él] que afirma que “sólo se traen al mundo los hijos deseados”[5]. Según este siniestro personaje,
existe el “derecho” de eliminar al hijo no deseado. Lo mismo piensan las
progresistas antiimperialistas, porque en realidad son feministas que repiten los argumentos de un
macho yanqui. Son antiimperialistas que le dan estatus
democrático al ideario genocida del imperialismo angloamericano.
Paradójica o esquizofrénicamente,
“nuestras” feministas reclaman contra la violencia, pero al mismo tiempo hacen
apología de la pena de muerte contra los nascituros, impulsada por el
imperialista Rockefeller.
En
última instancia, reclamar la despenalización del aborto no sólo es hacer
apología del delito, también es reconocer que el ejercicio del aborto mata a
las mujeres que se niegan a ser madres. En otras palabras: aplicar la pena de muerte sobre inocentes e
indefensos también termina a veces matando a sus madres.
Hacer apología de la despenalización del aborto es absolutamente
irracional desde el punto de vista científico y político. Hace algunos años, la
abogada Carmen Argibay, ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y partidaria de la
despenalización del aborto, afirmó que «quienes piden la aplicación de la pena
de muerte se convierten en asesinos»[6].
Si pedir la pena de muerte para el
asesino es convertirse en asesino, ¿quienes piden la despenalización del aborto [pena
de muerte] no se convierten en más asesinos todavía, según Argibay dixit?
Terrible
la esquizofrenia del progresismo
abortista: se cree “evolucionado” y “revolucionario”, pero no es nada más
que un divulgador literal de la ideología
antinatalista y genocida del clan Rockefeller y de la plutocracia internacional
que representa.
[1] Rockefeller Commission Report, Population and the American Future,
Chapter 11: «[…] when abortion is prohibited, women resort to illegal abortions
to prevent unwanted births. Medically safe abortions have always been available
to the wealthy, to those who could afford the high costs of physicians and
trips abroad; but the poor woman has been forced to risk her life and health
with folk remedies and disreputable practitioners».
[2] Rockefeller Commission Report, Op. cit., ibidem: «[...] contraception is the method of choice for preventing
an unwanted birth. We believe that abortion should not be considered a
substitute for birth control, but rather as one element in a comprehensive
system of maternal and infant health care. For many, the very need for abortion
is evidence of a social and personal failure in the provision and use of birth
control».
[3] Rockefeller Commission Report, Op.
cit., ibidem: «women should be free to determine their own
fertility, that the matter of abortion should be left to the conscience of the
individual concerned, in consultation with her physician, and that states
should be encouraged to enact affirmative statutes creating a clear and
positive framework for the practice of abortion on request».
[4] John Davison Rockefeller III, The Second American Revolution. Some
personal observations, Harper & Row, Publishers, New York 1973, p. 64:
the abortion is «a
woman’s right to determine her own fertility».
[5] Rockefeller Commission Report, Population
and the American Future, Chapter 11: «only wanted children are brought into
the world».
[6]
Perfil.com, 16 de febrero de 2009, en
http://www.perfil.com/contenidos/2009/02/18/noticia_0042.html.
https://josequarracino.wordpress.com/2016/10/25/esquizofrenia-feminista-y-el-genocidio-rockefeller/
https://josequarracino.wordpress.com/2016/10/25/esquizofrenia-feminista-y-el-genocidio-rockefeller/
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