jueves, 22 de octubre de 2015

“17 de octubre: Perón pagó su deuda, nosotros no”



“17 de octubre: Perón pagó su deuda, nosotros no”


Este 17 de octubre se cumplieron 70 años del acontecimiento que marcó un antes y un después de la historia argentina, con la mayoría del pueblo argentino movilizado para rescatar al entonces coronel Juan Domingo Perón, iniciándose así una de las páginas más brillantes, o quizás la más brillante, de nuestra historia patria.

Hubo muchísimos recordatorios y celebraciones de esta magna fecha, por parte de agrupaciones políticas y de militantes que mantienen en alto con gran esfuerzo y sacrificio las banderas del peronismo justicialista, y también por parte de otros que se aferran de banderas y signos para, en el mejor de los casos, lucrar con su recuerdo o para directamente aplicar políticas contrarias y antagónicas al ideario justicialista, utilizando impúdicamente sus símbolos, en una nueva versión siglo XXI del “peronismo sin Perón”, una verdadera antiperonización del peronismo.

Hay valiosos estudios históricos que narran los acontecimientos de esa idea, e incluso producciones artísticas como Sinfonía de un sentimiento que muestran en forma visual su desarrollo. A ellos recurrimos para conservar fresca la memoria intelectual y espiritual de esa gran gesta popular, que marcó el encuentro eterno e irrompible de un pueblo con su conductor, cimentado en los lazos de un amor mutuo perenne. Fue Eva Perón quien definió al amor como el fondo más profundo de ese encuentro de un coronel de la Nación con el pueblo argentino, misterio que nadie iba a poder explicarlo en toda su profundidad: “Los críticos, los supercríticos, los detractores de Perón, podrán escribir la historia como les parezca, como se les antoje, deformando o tergiversando, o decir la verdad, pero lo que no podrán decir, explicar ni negar jamás, es que el pueblo lo quiso a Perón” (Eva Perón, Historia del Peronismo, Clase n. 1, 15 de marzo de 1951).



Pero conmemorar esta fecha histórica lleva no sólo a recordar el pasado sino a reflexionar a partir de ese hito sobre el compromiso que se debe asumir al mirar hacia el futuro que debemos labrar y consolidar.

En primer lugar, la gloria que envuelve e impregna la jornada del 17 de octubre, el encuentro de Perón con el pueblo y de éste con Perón, culmina con el bautismo efectivizado con la sangre inocente del joven Darwin Passaponti, ultimado por el odio irracional y fraticida, como rúbrica y garantía de esa unidad, de esa gloria y de esa alegría popular. Conmemorar el 17 de octubre no es solamente festejar la alegría popular y la afirmación de su dignidad, sino también impregnarse de esa sangre derramada injustamente, para no olvidar nunca que el peronismo es en esencia servicio al pueblo y ofrenda de la propia vida, no una franquicia para hacer negocios.
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En segundo lugar, esa magna fecha nos muestra también el camino de sacrificio y renunciamientos que comenzó a recorrer Perón a partir de ese día, renunciando a su carrera militar para abrazar la causa del pueblo. Privaciones y renunciamientos que se hicieron innegablemente evidentes en sus 18 años de infamante e injusto exilio, en los que vivó inicialmente y durante varios años en la pobreza extrema, tal como lo ha documentado un libro de reciente aparición (Juan Bautista Yofre,
 Puerta de Hierro, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 2015). Y tal como nos muestra el final de su vida, Perón murió con lo puesto, sin dejar riqueza multimillonaria detrás. Ejemplo cabal de la máxima evangélica que dice que “no se puede servir a dos patrones sino a uno: o a Dios o al dinero”, el Perón “engendrado” por el 17 de octubre nos deja el mensaje que cuando se vive al servicio del pueblo es imposible acumular riquezas millonarias en forma personal.

En tercer lugar, el Perón “engendrado” por el 17 de octubre ya había efectuado su juramento de arder como una llama épica y sagrada para alumbrar el camino de la victoria. Como soldado cabal de la Patria, Perón hizo honor a su juramento y no dudó asumir la máxima responsabilidad institucional como presidente de la Nación, sabiendo que con ello aceleraba su muerte terrenal. Cumplió con su juramento y ofrendó su vida por la felicidad del pueblo y la grandeza nacional, y así entró definitivamente en el panteón de los héroes de la Patria, para brillar con luz eterna, tal como vaticinó Eva Perón en 1949: “A veces pienso que Perón ha dejado de ser ya un hombre como los demás; que Perón es un ideal encarnado. Y este pensamiento es el que debemos meditar y difundir las mujeres del movimiento peronista femenino. Perón es el ideal argentino hecho figura de hombre. Es el viejo ideal de todas las esperanzas argentinas hecho carne. Por eso el movimiento político puede tenerlo como líder único sin correr el peligro de desaparecer el día infausto que falte Perón porque siempre quedará Perón al frente de su pueblo como un ideal, como una bandera, como una guía, como estrella para señalar en las noches el camino de la victoria definitiva”.

Perón cumplió con su compromiso con el pueblo argentino, y dio su vida por él y por su felicidad. Celebrar el 17 de octubre nos hace saber que no hemos estado a la altura de este sacrificio y que debemos redoblar nuestro esfuerzo y nuestra entrega para hacer realidad la Argentina que San Martín y Perón soñaron. Celebrar el 17 de octubre no es sólo conmemorar, sino juramentarse y comprometerse para ofrendar la vida por la Patria y por su pueblo, como hicieron Perón y Evita.
         
             José Arturo Quarracino                                     Juan Carlos Vacarezza                   
            Sub-coordinador general                                     Coordinador general  

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