miércoles, 20 de febrero de 2013
domingo, 10 de febrero de 2013
MEMORANDO DE ENTENDIMIENTO ARGENTINO-IRANÍ
February 10, 2013
Dada la excepcional importancia del tema, El Espejo de la Argentina da conocer el texto íntegro de la nota que nuestro director preparó para ser distribuía por la Agencia DyN, y que ésta distribuyera entre sus clientes en forma resumida.

El Memorando de Entendimiento con Irán tiene tres facetas a considerar: las razones jurídicas que parecen motivarlo, su constitucionalidad y sus eventuales consecuencias geopolíticas.
Nuestro país envió en 2006 un exhorto diplomático a Teherán solicitando la extradición de 8 altos funcionarios iraníes. La Argentina no tiene firmado con Irán un tratado bilateral de extradición, por eso la norma a respetar es la ley 24.767, de “Cooperación Internacional en Materia Penal”.
El artículo 62 de dicha ley establece: La Argentina requerirá la extradición de una persona cuando prima facie fuere procedente conforme la ley del país donde se encuentra el requerido.
Y el art. 63 agrega que la solicitud de extradición debe contener los motivos por los que se sospecha que la persona requerida habría tomado parte en el delito.
En las 802 páginas del extensísimo exhorto enviado por nosotros a Irán, lamentablemente no hay una sola prueba que merezca ese nombre. Nuestra acusación se basa sólo en los testimonios de 12 iraníes, unos exiliados y otros prófugos de Irán, todos pertenecientes o vinculados políticamente con el grupo “Mojaidines del Pueblo” (MKO, en inglés). El MKO ha sido calificado como grupo terrorista por la Unión Europea (COUNCIL DECISION of 21 December 2005. Ver http://europa.eu.int/eurlex/lex/LexUriServ/site/en/oj/2005/l_340/l_34020051223en00640066.pdf), y por el Departamento de Estado de EE. UU. (Fact Sheetet, Office of Counterterrorism, October 11, 2005. Ver http://www.state.gov/s/ct/rls/fs/37191.htm). El resto del exhorto son puras conjeturas, algo fantasiosas, deducidas de un informe preparado por la CIA con la colaboración del Mossad y aceptado por nuestro país como única pista de investigación desde 2002 en adelante.
Dicha ausencia total de pruebas, y el uso de las declaraciones de esos 12 testigos inadmisibles en cualquier juicio y de un informe de dos servicios secretos extranjeros, fueron los argumentos centrales del fiscal iraní señor Rumiani para, en 2008, rechazar nuestro pedido de extradición y solicitar que enviáramos pruebas reales. Pero nuestras autoridades judiciales nunca contestaron ese escrito de Teherán, a pesar de mis numerosos reclamos como abogado defensor del falsamente acusado Alberto K. Edul.
Desde 2008, pues, la causa AMIA está totalmente estancada y en un callejón sin salida: Irán espera las pruebas, y nuestras autoridades judiciales se niegan a enviarlas, o al menos a decir si las tienen.
Estimo que tal paralización es el motivo de fondo, aunque no admitido, para que el gobierno argentino haya recurrido al artilugio del Memorando de Entendimiento, algo inexistente en la legislación nacional y en el derecho comparado.
Conozco el expediente de la causa AMIA como pocos, y puedo asegurar que no tenemos prueba alguna contra los iraníes. Eso se comprobará cuando nuestras autoridades judiciales deban presentarlas. Nuestro drama es que hemos hecho una acusación apresurada. Ahora hay que encontrar una salida elegante.
2.- Su constitucionalidad.
Nuestra legislación (artículos 116 y 117 de la Constitución Nacional, y artículo 1 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación-CPCC) prohíbe prorrogar la jurisdicción nacional, es decir ceder a tribunales extranjeros la competencia de los jueces argentinos. El Proceso Militar introdujo una modificación sustancial, que se ha mantenido hasta hoy: tal prohibición no rige para los contratos exclusivamente patrimoniales… es decir, para endeudarnos con bancos y ahorristas extranjeros. Así nació la pesadilla de la deuda externa que hoy nos aflige a todos.
Un juez ejerce su jurisdicción cuando toma decisiones sobre los actos procesales señalados en el Código Procesal Penal. Por ejemplo, cuando ordena investigaciones y diligencias probatorias, o imputa a un sospechoso, o lo indaga, etc.
Pero nada impide que una investigación se realice en el extranjero y la hagan especialistas o peritos extranjeros. Ello es frecuente.
En ese sentido, en la medida en que el interrogatorio a los iraníes acusados no tenga los alcances de una declaración indagatoria, sino que se limite a una simple búsqueda de información, nada tendrá de ilegal o inconstitucional. Ha sido el propio canciller argentino quien, seguramente para calmar la lógica ansiedad de los familiares de las víctimas, creó la duda al declarar, primero e infundadamente, que ese interrogatorio era una formal indagatoria, cuando del texto del acuerdo surge lo contrario. Y luego, al prometerles a los familiares de las víctimas que, en la amplia “audiencia colectiva” prevista, nuestro fiscal podría tomar declaración indagatoria a los iraníes acusados. Si esa promesa realmente existió, constituye un error garrafal. Primero, porque es de cumplimiento imposible: Irán jamás aceptaría que indaguen a sus funcionarios antes de que mostremos alguna prueba, por pequeña que fuere, sobre su culpabilidad. Segundo, porque si ese interrogatorio fuera una indagatoria, tal audiencia sería inconstitucional, como he demostrado más arriba. Tercero, porque prometer algo que no se va a cumplir, a familiares legítimamente preocupados y aún angustiados por los casi 19 años de fracasos en la investigación, es algo inhumano y peligroso para la paz social. De todos los actores de este drama (o tragedia), quienes tienen mejor derecho a saber la verdad y a recibir un trato considerado son, justamente, los familiares.
No es ésa la única falta de claridad en que han incurrido nuestros negociadores: hay frases y aún párrafos enteros del acuerdo que no se entienden bien o crean muchas dudas. Quizás el ejemplo paradigmático sea la ausencia total de plazos para que las partes cumplimenten las obligaciones contraídas. Y un compromiso asumido sin plazo de cumplimiento se asemeja más a una obligación moral (natural, dice nuestro Código Civil) que a una obligación jurídica.
Es cierto que hoy el Memorando no es un tratado internacional formal, de tipo jurídico, sino un acuerdo político, pero aún así, corresponde redactarlo debidamente. Al fin y al cabo, desde el momento en que las partes asumen obligaciones, ya tiene efectos jurídicos y no meramente políticos.
Por otro lado, cuando el Parlamento lo apruebe por ley, el acuerdo político pasará a ser un tratado bilateral de pleno derecho.
Una objeción más que parece atendible es la forma ilegal en que las autoridades judiciales han sido llevadas, por decisión de otro poder del Estado, a participar en esa “audiencia colectiva” que establece el Memorando. Pero tal objeción desaparecerá cuando el Parlamento transforme en ley lo que hoy sólo es la voluntad del Ejecutivo.
El juez Canicoba Corral demostró haber comprendido ese punto, al declarar que acatará lo que se apruebe por ley. No así el fiscal Nisman, quien aseguró, extrañamente, que hará lo que decidan los familiares. Un fiscal representa al Ministerio Público, algo muy distinto a ser el apoderado o representante de los querellantes o damnificados, por legítimas que sean las aspiraciones de éstos.
Cabe una última reflexión en este capítulo: si bien el Memorando establece un procedimiento excepcional, que excede a nuestra legislación, también lo es que la de la AMIA no es una causa penal común, pues hemos involucrado (peor: acusado), quizás apresuradamente como dije, a un país extranjero. Ese aspecto es delicado, y nos crea una obligación internacional “extra”: debemos solucionar, por vía diplomática, el desbarajuste que armaron nuestras autoridades judiciales.
3.- Sus eventuales consecuencias geopolíticas.
Al margen de sus profundas consecuencias humanas, jurídicas y de politica interna, el acuerdo con Irán abre para la Argentina un panorama geopolítico insospechado.
Hasta la fracasada invasión israelí al Líbano en 2006, EE. UU. e Israel podían diseñar el escenario que regiría en Medio Oriente, y trazar la estrategia que mejor conviniera a sus intereses.
De ahí en adelante sucedieron varios episodios, además de la derrota de Israel en tierras libanesas, que cambiaron el tablero de distribución de fuerzas en la región. Algunos de ellos son:
a)- En 2007, los profesores universitarios John Mearsheimer (Chicago) y Stephen Walt (Harvard) publicaron su libro El lobby de Israel y la política exterior de EE.UU., que causó gran impacto en los medios académicos y políticos de ese país. En él demostraron que el apoyo irrestricto y acrítico de EE. UU, a los deseos de Israel había perjudicado seriamente los intereses norteamericanos en Medio Oriente.
b)- El apoyo visible de Irán a los grupos más firmes de oposición a Israel (especialmente Hamas y Hezbollah) le ha granjeado muchas simpatías en los sectores populares de la región y ha hecho crecer su influencia. A ello ha contribuido el hecho de que, en Irak, la mayoria es musulmán shiita, tal como son los iraníes casi en su totalidad. De ahí que EE. UU., para pacificar Irak, debió hacer un acuerdo con Irán, y hoy gobiernan los shiitas en el país que dominara el “baasista” Saddam Hussein.
c)- La Unión Europea, al negarle el ingreso a Turquía, obligó a los herederos del Imperio Turco-Otomano a buscar alianzas hacia el este, en Asia. Rusia es, desde entonces, su apoyo mayor, y Medio Oriente, su principal espacio de expansión.
d)- La “primavera árabe”, aún con sus altibajos, ha devuelto a Egipto su sitial cultural y político de primera línea en la región.
e)- Otro tanto, aunque por diferentes motivos (su enorme producción y reserva de petróleo, y por ser sede de la Meca), puede suceder con Arabia Saudita si se desliga en algo de la influencia de EE. UU. Ello es posible, pero difícil, dada la magnitud de los intereses norteamericanos en la monarquía saudí.
En ese escenario, lo más probable es que el damero de Medio Oriente se reorganice con menos influencia de EE. UU., y una mayor y creciente presencia de cuatro países “locales”: Arabia Saudita, Egipto, Turquía e Irán. Todos musulmanes, aunque no todos árabes (no lo son los dos últimos nombrados).
Es más que probable que el Departamento de Estado haya evaluado esa nueva situación. De ahí que, desde hace un tiempo, se observe un giro, sutil pero detectable, de EE.UU. para alejarse del rumbo duro que desea imprimirle Israel.
Si tal giro de EE. UU. fuera real (y creo que lo es), el Departamento de Estado bien pudo haber hecho un guiño a nuestro gobierno para que iniciara estas conversaciones con Irán. Sería una forma elegante de frenar las ímpetus de Israel. En ese caso, se daría una paradoja muy curiosa: EE. UU. nos empujó y urgió a acusar a los iraníes (así lo tituló la revista FORWARD, de la comunidad judía de Nueva York, en mayo de 2006: U.S. Urges Argentina To Indict Iranians -“Estados Unidos urge a la Argentina para que acuse a los iraníes”-). Y ahora sería EE. UU. también quien nos sugiere arreglar el entuerto con Irán. En realidad, eso no es demasiado raro en la política internacional.
Pero, simultáneamente, si ello fuera asi, podríamos estar un poco más tranquilos: desafiar a Israel, con el apoyo o la comprensión de EE.UU., es -digamos- relativamente fácil. Enfrentar a los dos juntos parece altamente excesivo para nuestras actuales fuerzas y, por ello, más peligroso.
De todos modos, lo lógico e indispensable es arreglar el entuerto que armamos con Irán, sin romper lanzas con Israel. En ese país viven muchos argentinos judíos (dicen que se fueron unos 75.000 en los años de euforia: 1948 a 1973), cuyos familiares quedaron acá y mantienen sus vínculos afectivos intactos. Enemistarse con Israel crearía una situación muy desgradable en nuestro país.
Finalmente, las caracteristicas económicas de Medio Oriente y la existencia en nuestro país de una numerosa colectividad de ese origen, nos ofrecen una oportunidad excepcional para expandir y profundizar nuestra presencia en esa región, teniendo como norte sólo los intereses nacionales, y no supuestas solidaridades ideológicas.
Por ello, remarco, es necesario que la situación creada por la aparición del Memorando de Entendimiento con Irán sea manejada con una delicadeza y una profesionalidad diplomáticas especiales, de las cuales, hasta ahora hemos carecido según indican los hechos relatados.
Del Viso, 1º de febrero de 2013.
(*) Abogado. Diputado nacional (1973/1976). Embajador (1989/1992). Abogado defensor de Isabel Perón en los juicios del Proceso Militar. Abogado defensor de Alberto Kanoore Edul en el caso AMIA. Miembro del Centro de Formación Ideológico - Doctrinal del Movimiento Primero la Patria.
lunes, 19 de noviembre de 2012
La Historia Argentina: La Visión de Juan Domingo Perón
El Lunes 12 de noviembre presentamos el libro "La Historia Argentina: La Visión de Juan Domingo Perón" de Juan Carlos Vacarezza y José Arturo Quarracino en el Sindicato de Empleados de Comercio de la ciudad de Junin, la jornada completa en los siguientes 5 vídeos:
http://www.youtube.com/watch?v=E0xNxXDGOLk&feature=relmfu
http://www.youtube.com/watch?v=2FTqnP6kEso&feature=endscreen&NR=1
PRESENTACIÓN
http://www.youtube.com/watch?v=E0xNxXDGOLk&feature=relmfu
MATIAS CERDA
http://www.youtube.com/watch?NR=1&feature=endscreen&v=QnYcfHD9SlU
JOSÉ ARTURO QUARRACINO
http://www.youtube.com/watch?v=b4H7zlZmaDE&NR=1&feature=endscreen
JUAN CARLOS VACAREZZA - PARTE 1
http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=RTixuQ9No4A&feature=endscreen
JUAN CARLOS VACAREZZA - PARTE 2
http://www.youtube.com/watch?v=2FTqnP6kEso&feature=endscreen&NR=1
JUAN CARLOS VACAREZZA - PARTE 3
http://www.youtube.com/watch?v=F0CSwYCikpI&NR=1&feature=endscreen
sábado, 3 de noviembre de 2012
La vigencia de Eva Perón
- Agenda de Reflexion - http://www.agendadereflexion.com.ar -

N° 850 - La mujer, ¿fuente de amor y afecto o género construido? [La vigencia de Eva Perón]
Octubre 18, 2012 | Archivado bajo Actualidad

Por José Arturo Quarracino
Cuando los “amos del universo” decidieron encarar el asalto final sobre los pueblos y naciones del mundo, para saquearles sus recursos naturales y sus riquezas, avanzaron “por derecha” promoviendo dirigentes políticos y económicos vernáculos, por lo general imbuidos de la ideología liberal, para difundir y ejecutar las políticas económicas afines a sus intereses. Pero para asegurar el asalto político y económico que emprendían, también avanzaron “por izquierda”, promocionando y promoviendo el “izquierdismo político” y el “progresismo cultural”, conductas y valores culturales extraños a la idiosincrasia, la tradición y la conciencia nacionales de los pueblos, para horadar internamente, debilitar y diluir la resistencia y la reacción populares contra el saqueo que comenzaba a perpetrarse.
Richard Gardner, miembro y vocero del Council on Foreign Relations[1], anticipó la aplicación de esta estrategia en 1974, cuando reconoció que en general ya no se iba a intentar la invasión armada para controlar y dominar a un país, sino el socavimiento de sus bases culturales y políticas, para eliminar su soberanía nacional: «(el Nuevo Orden Mundial) tendrá que ser construido desde abajo hacia arriba, más bien que de arriba hacia abajo. Parecerá un gran ruido, un zumbido, una confusión… Pero será una emboscada contra la soberanía nacional, erosionándola pedazo a pedazo. Pero se logrará mucho más que el clásico ataque frontal»[2].
Uno de las tácticas fundamentales para implantar el debilitamiento cultural en el seno de un pueblo es la de jaquear, sabotear y deformar la familia como célula o unidad básica de la Nación, como ámbito de cultivo y fomento del amor, el trabajo, la solidaridad y la ofrenda de la propia vida para lograr la felicidad de los seres queridos que la componen.
¿Cómo se ha debilita y deformado la familia como institución? Externamente, creando condiciones sociales y económicas que hagan difícil o tornen imposible la subsistencia cotidiana y el ejercicio de los roles paterno y materno, destruyendo las fuentes de trabajo, deformando el sistema productivo, haciendo costoso o difícil el acceso a los servicios básicos indispensables como la salud y la educación, degradando el ámbito de trabajo y las relaciones laborales, promoviendo el asistencialismo improductivo, promoviendo el consumo de alcohol y droga, etc.
Internamente, se ha debilitado a la familia deshumanizando las figuras paternas y maternas, sobre todo ésta última. ¿Cómo? Eliminando del lenguaje cotidiano informal e institucional el término de “mujer”, para reemplazarlo por el de “identidad de género”, pues cuando se menta la palabra mujer aparecen inevitablemente asociadas la dimensión de hija, esposa y madre, figuras que hablan de amor y afecto, mientras que hablar de género remite a una dimensión meramente individual, un algo que no referencia ni amor ni afecto, un algo que sólo designa un puesto en un universo social que debe ser definido de la manera que le guste a cada una. Hablar de la mujer significa fundamentalmente hacer mención a un ser-en-relación permanente de amor y entrega, hablar de género significa hablar de algo individual que es un simple estereotipo vacío a ser llenado de cualquier forma.
No es para nada inofensivo reemplazar un término tan cargado de sentido afectivo y sentimental por un concepto desprovisto de rasgos humanos. Por ejemplo, al quitar del léxico la palabra mujer para reemplazarla por el término género permite también dejar de lado el concepto de maternidad para reemplazarlo, por ejemplo, por el término trabajo reproductivo que no trasunta el menor sentimiento afectivo. En este sentido, manipular el lenguaje de este modo permite desdibujar o diluir los rasgos humanos que caracterizan a la mujer, para mencionarla sólo como un “algo” carente de fisonomía o para rebajar su humanidad maternal a mero proceso de reproducción, con lo cual se facilitan los pasos necesarios para, en última instancia, convertir a la mujer en asesina de su propio hijo.

2. En el plano institucional, a nivel internacional (por ejemplo en Naciones Unidas) se pueden visualizar las consecuencias de esta deshumanización de la mujer, paradójicamente tan alabada por las feministas. Por ejemplo, desplazar el término “mujer” para reemplazarlo por el concepto de “género” ha permitido que en forma paulatina se vaya dejando de lado el término “familia” para reemplazarlo por el de “población”, como sucede en muchos documentos oficiales del organismo citado.
Al mismo tiempo, hablar de “género” permite pensar en un ente individual, independiente del varón, al que se le quiere empoderar (darle poder) frente al que es su “rival” que le impide el libre desarrollo de su personalidad, porque el varón le “impone” a la mujer estereotipos que la “relegan” a la crianza de los hijos y a las tareas del hogar. Así, en vez de compartir un proyecto de vida común, los esposos se ven rebajados a contendientes que pugnan por poder ser libres el uno del otro.
Además, definir a la mujer como género es lo que hace posible relegar la dimensión procreativa y maternal de la vida a una instancia inferior. Así, como “género”, la mujer puede aspirar a tener el “derecho” de convertirse en asesina de su hijo, mediante el aborto.
3. Fundamental para esta estrategia de deshumanización de la mujer y su mutación en género es que esta nueva concepción sea expresada por agentes vernáculos y en idioma castellano. Mejor aún si estos voceros de la ideología del “género” forman parte de las estructuras políticas con raíz histórica en la Patria.
Como formulación originalmente angloamericana e internacionalista, no es raro que ciertos dirigentes formados en fuerzas políticas que tienen su origen, sus raíces y sus fuentes de poder en centros extranjeros actúen de voceros de esta ideología contraria a la dignidad de la mujer.
Lo que sí es llamativo es que estos centros de poder recluten entre sus voceros a dirigentes provenientes de movimientos políticos de raíz nacional, como el radicalismo y el peronismo. Pero por más llamativo que sea, no hay que dejar de reconocer en esta maniobra la astucia de los “amos del universo”, que hacen difundir su ideología y su coacepción de “género”, despersonalizadora de la mujer y de la familia, a quienes supuestamente representan tradicionales nacionales, históricamente enfrentadas con aquéllos.
4. Eva Perón y la mujer argentina. Bien harían estas voceras y voceros de la degradación de la mujer y de la familia, como también de la aplicación de la pena de muerte contra los niños por nacer, volver a la doctrina de Eva Perón, quien ha sabido enseñar que la mujer argentina, como responsable de la construcción cristiana de la familia y como epígono crítico del hogar «es ante todo la representante de lo incontaminado y lo veraz». Podrán aprender de ella que en la voluntad de la mujer «está presente la vida misma, con su infinita secuela de valores, con su infinita gama de necesidades, grandes y pequeñas». Aprenderán así que «la mujer piensa por su casa, que es pensar por su familia y pensar por su país, suma de familias dispersas sobre el generoso suelo de nuestra patria».

A) La dimensión religiosa de la mujer. Si volvieran a la doctrina de Eva Perón, conocerían estos voceros extranjerizantes la dimensión religiosa de la naturaleza y esencia de la mujer: «creo que no puede hablarse en nuestra tierra de un hogar argentino que no sea un hogar cristiano. Frescas están aún en nuestras pupilas las cruces tutelares de las viejas casonas de nuestros antepasados. Bajo la cruz hemos concebido. Bajo la cruz hemos recitado el abecé y hemos contemplado el ábaco. Bajo la cruz hemos cruzado las manos en la postrera invocación».
Y como adalid de la dimensión religiosa de la mujer y de su importancia raigal en la historia patria afirma que «Todo aquello que en nuestras costumbres pueda destacarse es cristiano. De norte a sur, de este a oeste, empresas guerreras, empresas políticas, empresas espirituales, han sido urdidas y asentadas sobre la cruz, como cuadra a una raza templada en el ejercicio de las mejores virtudes. Vivo o escondido, el sentimiento de lo religioso ha prevalecido en suprema instancia, sobre todo otro nocivo reflejo de ética no argentina».
Más aún, la dimensión religiosa católica es crucial en la vida de la mujer y de la Patria: «Hemos dicho la verdad en cuanto hemos hablado sobre la tradicional fe católica. Y hemos mentido o nos hemos equivocado en cuanto hemos construido sobre el ateismo extranjerizante, filtrado en nuestra legislación o instalado por sorpresa sobre nuestras instituciones básica, entre ellas, la de la educación. De tal modo que cuando hablamos del hogar argentino y de la mujer, como símbolo de ese hogar, estamos hablando de la mujer cristiana y del hogar asentado sobre esta base de sólida moral tradicional. De hecho, para legitimar nuestra aspiración de que toda mujer vote, podríamos agregar que toda mujer debe votar conforme su sentido religioso, vale decir ajustándose a una clara y alta medida de su deber de madre, de esposa o de hija, para con los seres que conviven junto a ella, dentro de un cuadro de cristiana equidad, de estricta justicia, de limpia aspiración de mejoramiento espiritual, de generoso impulso solidario, de atento y minucioso ordenamiento mental. La mujer que es la responsable de la educación familiar y el eje de una estructura hogareña orientada en los sanos y eternos principios del cristianismo, no podrá equivocarse jamás ante las urnas, donde está el destino ulterior de la patria. La mujer que esté dando en su voto el matiz de su honradez de conciencia, no podrá equivocarse en su designio político, si viene de un hogar sometido a la inflexible ley moral de Cristo». Ante esto, «de nada valen la injuria, la ineptitud disfrazada de crítica mordaz y la ya envejecida técnica de ataque de los hombres sin Dios. En el seno de la familia no cabe el instinto ni la barbarie, sino la cruz bajo la cual nos engendraron».
B) La sagrada y universal dimensión materna de la mujer. Para Eva Perón, la mujer no es un género sino un ser portador de lo sagrado y de la vida, al servicio de la humanidad: «La misión sagrada que tiene la mujer no sólo consiste en dar hijos a la Patria, sino hombres a la Humanidad. Hombres en el sentido cabal y caballeresco de la hombría, que es cuna del sacrificio cotidiano para soportar las contrariedades de la vida y base del valor que inspira los actos sublimes del heroísmo cuando la Patria lo reclama. Hombres formados en las costumbres cristianas que han hecho fuerte a nuestra estirpe y sensibles a la emoción de nuestros criollísimos sentimientos. Hombres austeros, que forjen su vida al calor del hogar, donde siempre palpita un corazón de mujer»[3].

C) La dimensión matrimonial de la mujer. Además de la maternidad, el otro rasgo constitutivo de la naturaleza esencial de la mujer es la conyugalidad, es decir, el saber ser esposa y amiga del varón con que forjan en unidad un destino al servicio no sólo de la familia sino fundamentalmente de la Nación. Así lo puso de manifiesto Eva Perón, al afirmar que «la mujer [...] reclama un lugar para compartir con el hombre sus jornadas y para trabajar con el por el triunfo definitivo de la fe, por la voluntad y por la vida que se nutren en su espíritu generoso y porque las ciudades, los campos y la civilización también fueron afianzados con energías femeninas»[4].
Los progresistas vernáculos que hoy se cautivan con el “empoderamiento de las mujeres” propuestos por los “amos del universo” a través de las Naciones Unidas se olvidan que, gracias a Perón y Evita, las mujeres argentinas pudieron ejercer efectivamente poder al servicio de los objetivos de labrar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación. Históricamente hablando, las mujeres argentinas nunca reclamaron el poder contra sus compañeros de vida y destino, sino que reclamaron el poder de trabajar juntos a los varones para mejor servir a la Patria, para forjar un mundo de paz, amor y justicia social, no para realizarse individualmente según el modelo yanqui o británico. Lamentablemente, quienes hoy usufructúan la imagen de Evita se olvidan que lejos de significar un lugar de frustración para la mujer, el hogar representa el ámbito pleno de su realización personal: «El hogar -santuario y célula mater de la sociedad- es el campo propicio y específico en el que el trabajo de la mujer, en bien de la patria y de sus hijos, se ejerce cotidianamente y ofrece mayores perspectivas de contribuir a moldear hombres dignos del momento histórico que vivimos los argentinos»[5].
En este punto, olvidan “nuestros” progresistas con mentalidad extranjera que «el hogar es el centro sensible por excelencia del corazón de la patria y el lugar específico para servirla y engrandecerla», y que a su vez la mujer es «la piedra básica sobre la que se apoya el hogar. Como madre, como esposa y como hija»[6]. En este sentido, la presencia activa de la mujer en el hogar potencia el desarrollo social y político de la Nación, sin que ello signifique su exclusión o postergación social, ya que la mujer está llamada a armonizar su presencia en el hogar y en la vida social y política, pero arraigándose y afianzándose en el ámbito de la familia, como templo de la vida y del amor:: «Porque si a la mujer no se le ha dado el señorío de la fuerza física, se le ha dado el imperio del amor. Y sabemos las mujeres, sin necesidad de sutiles raciocinios, que sólo en el hogar y en el matrimonio indisoluble puede el amor alcanzar toda su expansión. Sabemos las mujeres que la decadencia del amor, sin duda alguna es una de las decadencias más grandes que ahora padece, es el resultado inmediato de la paganización de la familia y de la desarticulación del hogar». Es por eso que «menos tememos las argentinas a la mujer que pilotea automóviles, yates y aviones, que a la emancipada de la familia o a la que toma el amor y el matrimonio como un “egoísmo de dos” sin entender que de la solidez y de la fecundidad del matrimonio depende el engrandecimiento de la patria».Esta jerarquía de ámbitos armonizados tiene su fundamento en el ideario cristiano: «La Iglesia, como nos ha enseñado siempre, ni ha prohibido ni ha disuadido a la mujer de que ejerza de médico o de diputado, o de embajadora, con tal que no abandone sus deberes esenciales de madre, de hija o de esposa. Y si la evolución de los tiempos la lleva a participar de la vida cívica y a intervenir en las contiendas electorales, es ella quien está encargada de conspirar al triunfo de un orden social y familiar en el que pueda compartir, al lado del hombre, los frutos de la paz y de la justicia»[7].
Pero “nuestros” progresistas han descubierto la pólvora: desprovistos del más elemental conocimiento de nuestra historia patria, llenos de la ideología internacionalista del poder financiero internacional, impulsan un proyecto social y político que despersonaliza y deforma a la mujer, convirtiéndola en “género” y “necesitada de poder”, cuando en la Argentina las mujeres fueron partícipes fundamentales en un proceso de auténtica liberación nacional y social, aportando los atributos propios de su femineidad. Olvidan o desconocen que en la vida nacional las mujeres «mostraron desde entonces [a partir del derecho al voto adquirido en 1947] que pueden trabajar, elegir y luchar como los varones y preservar, al mismo tiempo, los atributos de femineidad y de esposas y madres ejemplares con que impregnan de afecto nuestra vida»[8]. Una vez más, los sabios sueltos e intelectuales ignorantes “fabricados” por los “amos del universo” pretenden impulsar un “progreso” que en la Argentina se conoció hace más de 60 años. Si quieren “empoderar” a las mujeres, que divulguen y actualicen el magisterio político y de vida que ha pregonado Eva Perón en su hermosa existencia consagrada a servir a la causa de la Nación.

[1] El CFR (Council on Foreign Relations) es el dispositivo a través del cual el establishment financiero angloamericano no sólo controla al gobierno de Estados Unidos, a su Departamento de Estado, sino que además y previamente diseña las políticas que las instituciones oficiales gubernamentales han de aplicar en su gestión de gobierno, tanto en lo nacional como en el plano mundial. Fue creado en el año 1921, para acompañar la creación del británico RIIA (Royal Institute of International Affairs) en 1919, pensado para diseñar las políticas imperialistas a aplicar por los gobiernos británicos a lo largo del tiempo, independientemente de quien sea el partido gobernante. Para conocer más en detalle el CFR, se puede consultar la obra de Adrian Salbuchi, El Cerebro del Mundo, Editorial El Copista, 4ª Edición, Córdoba 2003.
[2] Richard Gardner, Foreign Affairs (revista del Council on Foreign Relations), Abril de 1974.
[3] Todas las frases citadas hasta aquí están tomadas de Eva Perón, «Discurso radiofónico», 26 de febrero de 1947.
[4] Eva Perón, «Mensaje por el Día de las Américas», 14 de abril de 1947.
[5] Escribe Eva Perón, «El deber actual de la mujer argentina», Buenos Aires 1951, p. 19.
[6] Ibidem., p. 20.
[7] Estas últimas citas han sido extraídas del Mensaje dirigido por Eva Perón a las Mujeres de España, publicado en el diario La Vanguardia, Madrid, el 17 de junio de 1947.
[8] Juan Domingo Perón, «Mensaje ante la Asamblea Legislativa», 1º de mayo de 1974 en el Congreso Nacional.

José Arturo Quarracino josequarracino@yahoo.com[Texto gentileza de Marcelo Gullo]
miércoles, 3 de octubre de 2012
Perón habla a la juventud peronista
En lo profundo, el problema argentino es un problema de generaciones: la vieja generación demo-liberal burguesa que puja por subsistir y la nueva generación evolucionista que anhela imponer otras formas de vivir y progresar. La decisión en esta lucha de generaciones está en el tiempo. El futuro es de la juventud y si no mediaran otros factores, la supresión biológica aseguraría el triunfo a los jóvenes. Sin embargo, hay que acelerar el proceso, porque la evolución del mundo no espera. He ahí la función de una juventud que tenga conciencia de la hora que vivimos y de la misión que le corresponde. Pocos pueblos en el mundo han alcanzado la madurez política del argentino y pocos, en su conjunto, saben como él lo que quieren, pero nunca, en la historia política Argentina se ha presenciado una manifestación más monstruosa de falta de respeto a la voluntad popular, con el cinismo de afirmar que se lo hace en el nombre y defensa de la democracia. Es preciso comprender que nuestro país está viviendo horas decisivas y que, de las soluciones que se alcancen ahora dependerá el futuro que podrá ser venturoso o luctuoso, según seamos capaces de proceder con grandeza para luchar por los intereses de la Patria o no.
La juventud, a quien corresponderá ese futuro, tiene también la responsabilidad de asegurarlo. Nada estable y duradero puede fundarse sobre la mentira, por eso frente al caos institucional de la República, los mismos culpables de provocar el desequilibrio y la miseria, se sienten ahora alarmados por la situación y aconsejan los mayores desatinos, sin percatarse que el Pueblo Argentino ha evolucionado lo suficiente como para que sus palabras no le suenen a sarcasmo. Esa evolución nos lleva imperceptiblemente pero de manera firme hacia la revolución y no habrá fuerza capaz de evitarla. Por el camino del Justicialismo se ha de realizar en nuestro país el fatalismo evolutivo. Es evidente que ha terminado en el mundo el reinado del imperio burgués y que comienza el gobierno de los pueblos. Con ello, el demo liberalismo y su consecuencia -el imperialismo- han cerrado su ciclo. Ante la tragedia que vive el país, ha llegado el momento en que la vanguardia de la Patria, representada por su juventud, se una y organice para alcanzar el más alto grado de preparación compatible con su misión y la grave responsabilidad que le incumbe. Para alcanzar tan alta finalidad es indispensable que la unión y solidaridad juvenil se realice en forma indestructible, con un alto sentimiento de Patria, una absoluta determinación de imponer nuestra doctrina y una firme resolución de vencer. Sólo en la fortaleza y decisión de tornarse invencibles se puede basar la seguridad de la Liberación del Pueblo Argentino.
Cuando la juventud esté unida y organizada, cuando en poco tiempo pueda ser ejemplo de disciplina peronista, se encontrará en condiciones de luchar en todo terreno y el éxito de la etapa final del proceso argentino estará asegurado. Debemos demostrar al mundo que nos observa lo que puede la firme actitud de un Pueblo cuando su lucha está fundada en los sagrados principios de la justicia, de la libertad y de la soberanía. La Patria reclama en estos días la inquebrantable decisión de la juventud de luchar por ella. Todos sabremos cumplir con nuestro deber ante la Historia, si estamos animados de una profunda fe peronista, si realmente nos decidimos a luchar por el Pueblo y si estamos resueltos a enfrentar cualquier sacrificio.
Juan Domingo Perón, 5 de junio de 1963

Ver además:
1) Perón y la misión de los políticos jóvenes = http://www.youtube.com/watch?v=coSzR8BoMBM&feature=related
2) Perón habla sobre la juventud = http://www.youtube.com/watch?v=DeXtcqaGzDg&feature=related
3) Perón sobre el peronismo = http://www.youtube.com/watch?v=oBXj1m_iDT8&feature=related
martes, 2 de octubre de 2012
El funcionamiento del capitalismo mundial
EXPOSICIÓN DEL DR. JUAN CARLOS VACAREZZA
"Cada vez que hay una crisis hay concentración redistribución y apropiación de la riqueza"
"los estados financian la investigación tecnológica y luego se lo desarrollan los privados"
"el petroleo pasa de ser abundante y barato para ser escaso y caro...el país que no tiene petroleo se vuelve dependiente"
"en el año 1971 se produce la inconvertilidad del dolar... deja de tener respaldo en oro"
"china es parte del arreglo mundial y cumple su rol asi como japon"
"las deudas son impagables"
Europa no va a salir con el ajuste, va a golpear a las clases medias
lunes, 24 de septiembre de 2012
LA MUJER - EVA PERÓN
LA MUJER, ¿Fuente de amor y afecto o Género construido?
La vigencia de EVA PERÓN
Cuando los “amos del universo” decidieron encarar el asalto final sobre los pueblos y naciones del mundo, para saquearles sus recursos naturales y sus riquezas, avanzaron “por derecha” promoviendo dirigentes políticos y económicos vernáculos, por lo general imbuidos de la ideología liberal, para difundir y ejecutar las políticas económicas afines a sus intereses. Pero para asegurar el asalto político y económico que emprendían, también avanzaron “por izquierda”, promocionando y promoviendo el “izquierdismo político” y el “progresismo cultural”, conductas y valores culturales extraños a la idiosincrasia, la tradición y la conciencia nacionales de los pueblos, para horadar internamente, debilitar y diluir la resistencia y la reacción populares contra el saqueo que comenzaba a perpetrarse.
Richard Gardner, miembro y vocero del Council on Foreign Relations[1], anticipó la aplicación de esta estrategia en 1974, cuando reconoció que en general ya no se iba a intentar la invasión armada para controlar y dominar a un país, sino el socavimiento de sus bases culturales y políticas, para eliminar su soberanía nacional: «(el Nuevo Orden Mundial) tendrá que ser construido desde abajo hacia arriba, más bien que de arriba hacia abajo. Parecerá un gran ruido, un zumbido, una confusión... Pero será una emboscada contra la soberanía nacional, erosionándola pedazo a pedazo. Pero se logrará mucho más que el clásico ataque frontal»[2].
Uno de las tácticas fundamentales para implantar el debilitamiento cultural en el seno de un pueblo es la de jaquear, sabotear y deformar la familia como célula o unidad básica de la Nación, como ámbito de cultivo y fomento del amor, el trabajo, la solidaridad y la ofrenda de la propia vida para lograr la felicidad de los seres queridos que la componen.
¿Cómo se ha debilita y deformado la familia como institución? Externamente, creando condiciones sociales y económicas que hagan difícil o tornen imposible la subsistencia cotidiana y el ejercicio de los roles paterno y materno, destruyendo las fuentes de trabajo, deformando el sistema productivo, haciendo costoso o difícil el acceso a los servicios básicos indispensables como la salud y la educación, degradando el ámbito de trabajo y las relaciones laborales, promoviendo el asistencialismo improductivo, promoviendo el consumo de alcohol y droga, etc.
Internamente, se ha debilitado a la familia deshumanizando las figuras paternas y maternas, sobre todo ésta última. ¿Cómo? Eliminando del lenguaje cotidiano informal e institucional el término de “mujer”, para reemplazarlo por el de “identidad de género”, pues cuando se menta la palabra mujer aparecen inevitablemente asociadas la dimensión de hija, esposa y madre, figuras que hablan de amor y afecto, mientras que hablar de género remite a una dimensión meramente individual, un algo que no referencia ni amor ni afecto, un algo que sólo designa un puesto en un universo social que debe ser definido de la manera que le guste a cada una. Hablar de la mujer significa fundamentalmente hacer mención a un ser-en-relación permanente de amor y entrega, hablar de género significa hablar de algo individual que es un simple estereotipo vacío a ser llenado de cualquier forma.
No es para nada inofensivo reemplazar un término tan cargado de sentido afectivo y sentimental por un concepto desprovisto de rasgos humanos. Por ejemplo, al quitar del léxico la palabra mujer para reemplazarla por el término género permite también dejar de lado el concepto de maternidad para reemplazarlo, por ejemplo, por el término trabajo reproductivo que no trasunta el menor sentimiento afectivo. En este sentido, manipular el lenguaje de este modo permite desdibujar o diluir los rasgos humanos que caracterizan a la mujer, para mencionarla sólo como un “algo” carente de fisonomía o para rebajar su humanidad maternal a mero proceso de reproducción, con lo cual se facilitan los pasos necesarios para, en última instancia, convertir a la mujer en asesina de su propio hijo.
2. En el plano institucional, a nivel internacional (por ejemplo en Naciones Unidas) se pueden visualizar las consecuencias de esta deshumanización de la mujer, paradójicamente tan alabada por las feministas. Por ejemplo, desplazar el término “mujer” para reemplazarlo por el concepto de “género” ha permitido que en forma paulatina se vaya dejando de lado el término “familia” para reemplazarlo por el de “población”, como sucede en muchos documentos oficiales del organismo citado.
Al mismo tiempo, hablar de “género” permite pensar en un ente individual, independiente del varón, al que se le quiere empoderar (darle poder) frente al que es su “rival” que le impide el libre desarrollo de su personalidad, porque el varón le “impone” a la mujer estereotipos que la “relegan” a la crianza de los hijos y a las tareas del hogar. Así, en vez de compartir un proyecto de vida común, los esposos se ven rebajados a contendientes que pugnan por poder ser libres el uno del otro.
Además, definir a la mujer como género es lo que hace posible relegar la dimensión procreativa y maternal de la vida a una instancia inferior. Así, como “género”, la mujer puede aspirar a tener el “derecho” de convertirse en asesina de su hijo, mediante el aborto.
3. Fundamental para esta estrategia de deshumanización de la mujer y su mutación en género es que esta nueva concepción sea expresada por agentes vernáculos y en idioma castellano. Mejor aún si estos voceros de la ideología del “género” forman parte de las estructuras políticas con raíz histórica en la Patria.
Como formulación originalmente angloamericana e internacionalista, no es raro que ciertos dirigentes formados en fuerzas políticas que tienen su origen, sus raíces y sus fuentes de poder en centros extranjeros actúen de voceros de esta ideología contraria a la dignidad de la mujer.
Lo que sí es llamativo es que estos centros de poder recluten entre sus voceros a dirigentes provenientes de movimientos políticos de raíz nacional, como el radicalismo y el peronismo. Pero por más llamativo que sea, no hay que dejar de reconocer en esta maniobra la astucia de los “amos del universo”, que hacen difundir su ideología y su coacepción de “género”, despersonalizadora de la mujer y de la familia, a quienes supuestamente representan tradicionales nacionales, históricamente enfrentadas con aquéllos.
4. Eva Perón y la mujer argentina. Bien harían estas voceras y voceros de la degradación de la mujer y de la familia, como también de la aplicación de la pena de muerte contra los niños por nacer, volver a la doctrina de Eva Perón, quien ha sabido enseñar que la mujer argentina, como responsable de la construcción cristiana de la familia y como epígono crítico del hogar «es ante todo la representante de lo incontaminado y lo veraz». Podrán aprender de ella que en la voluntad de la mujer «está presente la vida misma, con su infinita secuela de valores, con su infinita gama de necesidades, grandes y pequeñas». Aprenderán así que «la mujer piensa por su casa, que es pensar por su familia y pensar por su país, suma de familias dispersas sobre el generoso suelo de nuestra patria».
A) La dimensión religiosa de la mujer. Si volvieran a la doctrina de Eva Perón, conocerían estos voceros extranjerizantes la dimensión religiosa de la naturaleza y esencia de la mujer: «creo que no puede hablarse en nuestra tierra de un hogar argentino que no sea un hogar cristiano. Frescas están aún en nuestras pupilas las cruces tutelares de las viejas casonas de nuestros antepasados. Bajo la cruz hemos concebido. Bajo la cruz hemos recitado el abecé y hemos contemplado el ábaco. Bajo la cruz hemos cruzado las manos en la postrera invocación».
Y como adalid de la dimensión religiosa de la mujer y de su importancia raigal en la historia patria afirma que «Todo aquello que en nuestras costumbres pueda destacarse es cristiano. De norte a sur, de este a oeste, empresas guerreras, empresas políticas, empresas espirituales, han sido urdidas y asentadas sobre la cruz, como cuadra a una raza templada en el ejercicio de las mejores virtudes. Vivo o escondido, el sentimiento de lo religioso ha prevalecido en suprema instancia, sobre todo otro nocivo reflejo de ética no argentina».
Más aún, la dimensión religiosa católica es crucial en la vida de la mujer y de la Patria: «Hemos dicho la verdad en cuanto hemos hablado sobre la tradicional fe católica. Y hemos mentido o nos hemos equivocado en cuanto hemos construido sobre el ateismo extranjerizante, filtrado en nuestra legislación o instalado por sorpresa sobre nuestras instituciones básica, entre ellas, la de la educación. De tal modo que cuando hablamos del hogar argentino y de la mujer, como símbolo de ese hogar, estamos hablando de la mujer cristiana y del hogar asentado sobre esta base de sólida moral tradicional. De hecho, para legitimar nuestra aspiración de que toda mujer vote, podríamos agregar que toda mujer debe votar conforme su sentido religioso, vale decir ajustándose a una clara y alta medida de su deber de madre, de esposa o de hija, para con los seres que conviven junto a ella, dentro de un cuadro de cristiana equidad, de estricta justicia, de limpia aspiración de mejoramiento espiritual, de generoso impulso solidario, de atento y minucioso ordenamiento mental. La mujer que esla responsable de la educación familiar y el eje de una estructura hogareña orientada en los sanos y eternos principios del cristianismo, no podrá equivocarse jamás ante las urnas, donde está el destino ulterior de la patria. La mujer que esté dando en su voto el matiz de su honradez de conciencia, no podrá equivocarse en su designio político, si viene de un hogar sometido a la inflexible ley moral de Cristo». Ante esto, «de nada valen la injuria, la ineptitud disfrazada de crítica mordaz y la ya envejecida técnica de ataque de los hombres sin Dios. En el seno de la familia no cabe el instinto ni la barbarie, sino la cruz bajo la cual nos engendraron».
B) La sagrada y universal dimensión materna de la mujer. Para Eva Perón, la mujer no es un género sino un ser portador de lo sagrado y de la vida, al servicio de la humanidad: «La misión sagrada que tiene la mujer no sólo consiste en dar hijos a la Patria, sino hombres a la Humanidad. Hombres en el sentido cabal y caballeresco de la hombría, que es cuna del sacrificio cotidiano para soportar las contrariedades de la vida y base del valor que inspira los actos sublimes del heroísmo cuando la Patria lo reclama. Hombres formados en las costumbres cristianas que han hecho fuerte a nuestra estirpe y sensibles a la emoción de nuestros criollísimos sentimientos. Hombres austeros, que forjen su vida al calor del hogar, donde siempre palpita un corazón de mujer»[3].
C) La dimensión matrimonial de la mujer. Además de la maternidad, el otro rasgo constitutivo de la naturaleza esencial de la mujer es la conyugalidad, es decir, el saber ser esposa y amiga del varón con que forjan en unidad un destino al servicio no sólo de la familia sino fundamentalmente de la Nación. Así lo puso de manifiesto Eva Perón, al afirmar que «la mujer […] reclama un lugar para compartir con el hombre sus jornadas y para trabajar con el por el triunfo definitivo de la fe, por la voluntad y por la vida que se nutren en su espíritu generoso y porque las ciudades, los campos y la civilización también fueron afianzados con energías femeninas»[4].
Los progresistas vernáculos que hoy se cautivan con el “empoderamiento de las mujeres” propuestos por los “amos del universo” a través de las Naciones Unidas se olvidan que, gracias a Perón y Evita, las mujeres argentinas pudieron ejercer efectivamente poder al servicio de los objetivos de labrar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación. Históricamente hablando, las mujeres argentinas nunca reclamaron el poder contra sus compañeros de vida y destino, sino que reclamaron el poder de trabajar juntos a los varones para mejor servir a la Patria, para forjar un mundo de paz, amor y justicia social, no para realizarse individualmente según el modelo yanqui o británico. Lamentablemente, quienes hoy usufructúan la imagen de Evita se olvidan que lejos de significar un lugar de frustración para la mujer, el hogar representa el ámbito pleno de su realización personal: «El hogar –santuario y célula mater de la sociedad- es el campo propicio y específico en el que el trabajo de la mujer, en bien de la patria y de sus hijos, se ejerce cotidianamente y ofrece mayores perspectivas de contribuir a moldear hombres dignos del momento histórico que vivimos los argentinos»[5].
En este punto, olvidan “nuestros” progresistas con mentalidad extranjera que «el hogar es el centro sensible por excelencia del corazón de la patria y el lugar específico para servirla y engrandecerla», y que a su vez la mujer es «la piedra básica sobre la que se apoya el hogar. Como madre, como esposa y como hija»[6]. En este sentido, la presencia activa de la mujer en el hogar potencia el desarrollo social y político de la Nación, sin que ello signifique su exclusión o postergación social, ya que la mujer está llamada a armonizar su presencia en el hogar y en la vida social y política, pero arraigándose y afianzándose en el ámbito de la familia, como templo de la vida y del amor:: «Porque si a la mujer no se le ha dado el señorío de la fuerza física, se le ha dado el imperio del amor. Y sabemos las mujeres, sin necesidad de sutiles raciocinios, que sólo en el hogar y en el matrimonio indisoluble puede el amor alcanzar toda su expansión. Sabemos las mujeres que la decadencia del amor, sin duda alguna es una de las decadencias más grandes que ahora padece, es el resultado inmediato de la paganización de la familia y de la desarticulación del hogar». Es por eso que «menos tememos las argentinas a la mujer que pilotea automóviles, yates y aviones, que a la emancipada de la familia o a la que toma el amor y el matrimonio como un "egoísmo de dos" sin entender que de la solidez y de la fecundidad del matrimonio depende el engrandecimiento de la patria».
Esta jerarquía de ámbitos armonizados tiene su fundamento en el ideario cristiano: «La Iglesia, como nos ha enseñado siempre, ni ha prohibido ni ha disuadido a la mujer de que ejerza de médico o de diputado, o de embajadora, con tal que no abandone sus deberes esenciales de madre, de hija o de esposa. Y si la evolución de los tiempos la lleva a participar de la vida cívica y a intervenir en las contiendas electorales, es ella quien está encargada de conspirar al triunfo de un orden social y familiar en el que pueda compartir, al lado del hombre, los frutos de la paz y de la justicia»[7].
Pero “nuestros” progresistas han descubierto la pólvora: desprovistos del más elemental conocimiento de nuestra historia patria, llenos de la ideología internacionalista del poder financiero internacional, impulsan un proyecto social y político que despersonaliza y deforma a la mujer, convirtiéndola en “género” y “necesitada de poder”, cuando en la Argentina las mujeres fueron partícipes fundamentales en un proceso de auténtica liberación nacional y social, aportando los atributos propios de su femineidad. Olvidan o desconocen que en la vida nacional las mujeres «mostraron desde entonces [a partir del derecho al voto adquirido en 1947] que pueden trabajar, elegir y luchar como los varones y preservar, al mismo tiempo, los atributos de femineidad y de esposas y madres ejemplares con que impregnan de afecto nuestra vida»[8].
Una vez más, los sabios sueltos e intelectuales ignorantes “fabricados” por los “amos del universo” pretenden impulsar un “progreso” que en la Argentina se conoció hace más de 60 años. Si quieren “empoderar” a las mujeres, que divulguen y actualicen el magisterio político y de vida que ha pregonado Eva Perón en su hermosa existencia consagrada a servir a la causa de la Nación.
[1] El CFR (Council on Foreign Relations) es el dispositivo a través del cual el establishment financiero angloamericano no sólo controla al gobierno de Estados Unidos, a su Departamento de Estado, sino que además y previamente diseña las políticas que las instituciones oficiales gubernamentales han de aplicar en su gestión de gobierno, tanto en lo nacional como en el plano mundial. Fue creado en el año 1921, para acompañar la creación del británico RIIA (Royal Institute of International Affairs) en 1919, pensado para diseñar las políticas imperialistas a aplicar por los gobiernos británicos a lo largo del tiempo, independientemente de quien sea el partido gobernante. Para conocer más en detalle el CFR, se puede consultar la obra de Adrian Salbuchi, El Cerebro del Mundo, Editorial El Copista, 4ª Edición, Córdoba 2003.
[3] Todas las frases citadas hasta aquí están tomadas de Eva Perón, «Discurso radiofónico», 26 de febrero de 1947.
[4] Eva Perón, «Mensaje por el Día de las Américas», 14 de abril de 1947.
[5] Escribe Eva Perón, «El deber actual de la mujer argentina», Buenos Aires 1951, p. 19.
[6] Ibidem., p. 20.
[7] Estas últimas citas han sido extraídas del Mensaje dirigido por Eva Perón a las Mujeres de España, publicado en el diario La Vanguardia, Madrid, el 17 de junio de 1947.
[8] Juan Domingo Perón, «Mensaje ante la Asamblea Legislativa», 1º de mayo de 1974 en el Congreso Nacional.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)